A cada cual su verdad

La teoría del iceberg que Hemingway creó para explicar su estrategia narrativa posiblemente replique la naturaleza misma de la realidad. Según el autor de Adiós a las armas , una historia adquiere profundidad cuando el escritor sustrae del texto información esencial que sólo él conoce. Oculta bajo la superficie del relato, nunca aludida de modo explícito y por eso omnipresente, esa información que se retacea al lector pero que el escritor maneja al dedillo adquiere así un peso mayor y carga de fuerza trágica a la historia. Pues bien, esto vale también para el orden de lo real: allí afuera hay más de lo que se ve.En esta condición insondable de la realidad se apoya una vieja polémica del periodismo sobre la idea de objetividad, que se ha extendido a las relaciones entre periodismo y literatura y al alcance que la imaginación ha de tener en el oficio de contar lo que sucede. La disputa, que regresa en tiempos de eclosión tecnológica en la que los límites entre ser y parecer se han vuelto muy delgados, se reeditó hace días en un enfrentamiento entre el escritor español Javier Cercas, asiduo columnista de El País, y Arcadi Espada, periodista del diario El Mundo. Y hay que decir que la tenida excedió la mera teoría y produjo efectos en esa dimensión esquiva que llamamos realidad.Las cosas se dieron así: la polémica pública entre ambos ya estaba lanzada cuando Cercas sostuvo en una columna que, en ciertos casos, el diario puede publicar artículos (textos de opinión, aclaró después) en los que "no todo lo que se cuenta responde a la verdad de los hechos". Para darle un trago de su propia medicina, Espada no tuvo mejor idea que publicar una columna en la que lanzó la falsa noticia de que Cercas había sido detenido en Madrid durante una redada policial contra una red de prostitución, aderezada con detalles que le conferían verosimilitud. A partir de allí, la disputa -devenida escándalo- se nutrió de otras plumas, y Cercas, a medio camino entre la réplica pública y los tribunales, complementó su idea con otras reflexiones. "El periodismo no es una mera acumulación de hechos, sino una interpretación de los hechos. Y toda interpretación exige imaginación", reafirmó.Espada, periodista, defiende -a cualquier costo, como vimos- el dato. Y Cercas, escritor, defiende el relato. Hay que decir que el buen periodista venera ambas cosas. El mero dato, aunque esencial, suele presentarse como un hecho aislado, fragmentado, una chispa que deslumbra pero que empieza y acaba en...

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