Braden y la Guerra del Chaco

AutorMario Rapoport
CargoEconomista e historiador. Investigador Superior del Conicet. Este artículo esta basado en el libro escrito en colaboración con Claudio Spiguel, publicado por Emecé: Relaciones tumultuosas. Estados Unidos y el primer peronismo

Fuente: http://www.pagina12.com.ar/.

La firma en Buenos Aires de un tratado de límites definitivos entre Bolivia y Paraguay 74 años después de finalizado un conflicto cruento, que involucró también a las diplomacias argentina y norteamericana y, especialmente, al que luego fue embajador de Estados Unidos en nuestro país, Spruille Braden, hace que valga la pena rememorar esos hechos. Desde 1932, Bolivia y Paraguay se encontraban en guerra por el territorio del Chaco boreal, tanto por el valor estratégico del río Paraguay -ya que abría la puerta al océano Atlántico al país que dispusiese de él- como por la existencia allí de valiosos yacimientos petrolíferos. Este conflicto armado fue el más sangriento en toda América durante el siglo XX. Tuvo un impresionante despliegue de material bélico e involucró el enfrentamiento de 250.000 soldados bolivianos y 150.000 paraguayos.

El propio Braden tenía fuertes intereses en la región. Estaba relacionado directamente con la creación de la Standard Oil of Bolivia, ya que parte de los territorios de la compañía fundada en 1921 pertenecían a William Braden, su padre. Algunas versiones sostienen que este último incluso había insinuado al presidente boliviano Daniel Salamanca la posibilidad de obtener armas y créditos para apoderarse militarmente del Chaco paraguayo. Existen diversas interpretaciones respecto de la guerra, que señalan justamente en su origen una disputa de intereses petroleros de los Estados Unidos, a través de la Standard Oil y de Gran Bretaña, por medio de la Royal Dutch Shell. Pero el análisis se vuelve más complejo si se consideran las conductas de los países limítrofes como Brasil, Argentina y Chile, preocupados no solamente por las cuestiones petroleras sino también por sus intereses estratégicos, económicos y políticos en la región, apoyando a uno u otro país.

A esta situación se agregó, desde el punto de vista diplomático, la disputa, una vez terminada la guerra, en junio de 1935, entre dos iniciativas contrapuestas de arbitraje para el arreglo definitivo del conflicto: una consistía en la formación de una comisión de países neutrales no limítrofes integrada por Estados Unidos, Cuba, México, Colombia y Uruguay, y otra estaba basada en una propuesta de la Cancillería argentina que daba preeminencia a la intervención de la Sociedad de las Naciones. La posición argentina terminó frustrando la actividad de la comisión de neutrales. Pero Bolivia recusó la participación del organismo...

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