Protección de los bosques en el marco de la lucha contra el cambio climático

AutorMaría Isabel Hofer
CargoAbogada. Profesora en Ciencias Jurídicas. Especialista en Régimen Jurídico de los Recursos Naturales. Docente universitario
La deforestación en nuestro país

Al comienzo las ciudades extendieron la deforestación en su periferia inmediata. Primero cortaron la leña más próxima y poco a poco se fueron alejando cada vez más, para sus necesidades de madera y combustible.

La obtención del mismo había sido siempre un problema en un país donde los grandes centros de consumo (Buenos Aires, Rosario, Córdoba) estaban alejados de las principales fuentes de provisión potencial de leña: las regiones chaqueña, misionera y noroeste.

Hasta mediados del siglo pasado, la ausencia de máquinas de vapor, unida a la benignidad y brevedad del período invernal, que no hacía imprescindible la calefacción hogareña, evitó que el problema se hiciera acuciante.

Con la aparición del ferrocarril y de las calderas para producción de vapor, los arribos de leña a Buenos Aires se hicieron insuficientes, Ya habían sido talados los escasos árboles pampeanos y los durazneros silvestres y plantados para la obtención de leña en el Delta. Pero al mismo tiempo, el funcionamiento de la red ferroviaria fue uno de los principales mecanismos de deforestación del interior del país, cuyo principal impacto se efectuó sobre las zonas semiáridas, en las cuales la repoblación de los bosques talados es más lenta y difícil.

En esta situación el crecimiento simultáneo de la ciudad y la red ferroviaria significaría un fuerte impulso a la deforestación, del que tenemos abundantes testimonios.

El coronel Álvaro Barros menciona que los arrayanes del sur son “buenos para carbón” en tanto que el naturalista Ángel Gallardo se lamenta de ver las magníficas auracarias patagónicas transformadas en cajones para embalaje de frutas.

Por su parte Sarmiento es conciente de la necesidad de tratar al bosque como un recurso renovable de uso múltiple. Por ejemplo señala la depredación que significa talar los durazneros del Delta en épocas tales que el rebrote quede impedido, y el no hacer mejoramiento varietal con miras a la obtención de fruta, lo que implica una propuesta de manejo de doble propósito.

Pero es especialmente Ameghino quien propone la protección y el uso del bosque implantado con fines múltiples: regulación de torrentes, sombra para el ganado, protección de áreas erosionables, explotación forestal, creación de cortinas rompeviento para cultivos y pasturas, setos y divisorias de potreros, áreas de recuperación.

Nada de esto se implementó. Por el contrario, se insistió en hacer minería con los árboles del Estado, ante lo cual no debe asombrar a nadie la historia de La Forestal. Porque en última instancia, lo que La Forestal hizo fue repetir en gran escala lo que la política vigente permitía hacer.1

Importancia de los bosques

El aniquilamiento de los bosques en el ámbito mundial se ha acentuado en los últimos años. Podemos afirmar que han incidido determinados factores como ser la utilización indiscriminada de este recurso (la farmacopea, la industria maderera, una inadecuada política de prevención de incendios forestales, entre otras).

El Director de Cambio Climático de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación Dr. Nazareno Castillo2 en el marco del Foro Bosques y Cambio Climático del XIII Congreso Forestal Mundial, llevado a cabo en Buenos Aires, del 18 al 23 de octubre de 2009, participó en el segmento REDD: “Desafíos y oportunidades financieras y metodológicas para los países” y explicó que el mecanismo REDD (Reducción de Emisiones de la Deforestación y la Degradación de Bosques), actualmente en el texto de las negociaciones de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP 15), Copenhague (Dinamarca) del 7 al 18 de diciembre de 2009, “es una oportunidad única para reducir las tasas de deforestación, conservar los bosques y mitigar el cambio climático, mejorando la calidad de vida de las poblaciones asociadas a estos ecosistemas”.

En los países en desarrollo, la deforestación constituye la principal fuente de emisiones y representa a nivel mundial el 20 % total de gases en la atmósfera.

Nuestro país no es la excepción en las emisiones provenientes de la degradación de bosques y del cambio en el uso de los suelos, según algunos estudios locales registran índices más elevados que los generados por el uso de combustibles fósiles.

Durante el decenio iniciado en 1990, Argentina se ubicó entre los países que más ha sufrido la pérdida de su masa forestal en el mundo y solo durante el año 2006, la tasa de deforestación alcanzó 1.63 por ciento asociada en gran medida al cultivo de soja.

La deforestación favorece la aparición de nuevos virus

Lamentablemente, en todo el mundo seguirán apareciendo nuevos virus que afecten la salud humana admite la viróloga argentina Vilma Savy. Son múltiples las razones de la emergencia de nuevos patógenos como el virus de la influenza AH1N1 que apareció en América del Norte, pero mucho tiene que ver el comportamiento de los seres humanos, señaló en una entrevista conferida al diario Clarín, ¿ a qué se refiere? “Los hombres estamos cambiando el clima y desforestando el planeta. Esto indirectamente favorece la emergencia de nuevos virus, porque cambiamos los hábitats naturales de los animales en cuyas células viven esos virus. Este desequilibrio aumenta las posibilidades de que produzcan nuevos gérmenes que terminan dañando nuestra salud”.

La doctora Savy dirige el grupo de investigadores que desde el 24 de abril analiza los casos sospechosos de gripe porcina en la Argentina, en su Laboratorio del Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas más conocido como Instituto Malbrán: un centro de investigación de excelencia que es referente ante la Organización Mundial de la Salud.

- ¿Por qué afirma que el comportamiento humano influye en las futuras epidemias?

Cambiamos los hábitats de los animales en los que viven los virus. Este desequilibrio aumenta las chances de que aparezcan nuevos gérmenes.

El caso del virus de la gripe aviar sirve de ejemplo: en China mantenían hacinadas a enormes cantidades de pollos. Un virus de la gripo silvestre los afectó, y así saltó a los humanos. La gente sabía que las aves estaban enfermas pero las comían igual. Se contagiaron el virus al manipular a los animales y no al comerlos. Así los primeros casos documentados de infección humana por el virus de la gripe aviar H5N1 se produjeron en 1997 en Hong Kong y después hubo brotes de 2003 y 2005.

Con respecto al nuevo subtipo de virus de la gripe que apareció el México, Savy insistió: “Si bien aún no está claro cómo se armó el nuevo subtipo, es probable que haya contribuido el íntimo contacto entre humanos y cerdos”.

Para que se desate una pandemia deben darse tres condiciones: que aparezca un nuevo subtipo de virus, que ese subtipo sea capaz de enfermar a los seres humanos y que pueda transmitirse con facilidad entre las personas. “Muchos científicos pensábamos que el virus de la gripe aviar podía llegar a desencadenar una pandemia, pero hasta ahora no lo hizo. Si bien logró transmitirse entre humanos, no tuvo eficacia suficiente para producir la pandemia”.

¿El nuevo subtipo de la gripe porcina podría desatar una pandemia? Tiene capacidad de hacerlo, porque ya pudo transmitirse rápidamente entre humanos. Pero hay muchas preguntas que aún no podemos contestar. Ya hubo muertes en México y en Estados Unidos, pero no sabemos bien cuál será la letalidad de este virus.

En pandemias anteriores la mortalidad fue muy variable: en 1918 un virus de gripe porcina mató a 40 millones de personas, pero hay que considerar que recién terminaba la Primera Guerra Mundial y la gente podría haber estado con hambre y más débil. En 1957 fallecieron más de dos millones y en 1968, cerca de un millón. También existe la posibilidad de que este virus inicialmente afecte a un grupo de gente, y que después se vaya frenando.3

Presupuestos Mínimos para Bosques Nativos, Ley 26 331

La ley de Bosques Nativos, 26.33l fue sancionada el 28 de noviembre de 2007, promulgada el 19 de diciembre de 2007 y publicada en el B.O. el 26 de diciembre de 2007. Establece los presupuestos mínimos de protección ambiental para el enriquecimiento, la restauración, conservación, aprovechamiento y manejo sustentable de los bosques nativos (artículo 1).

El artículo 2 los define “como los ecosistemas forestales naturales compuestos preponderantemente por especies arbóreas nativas, con diversidad de especies de flora y fauna asociadas, en conjunto con el medio que las rodea: suelo, subsuelo, atmósfera, clima, recursos hídricos, conformando una trama interdependiente con características propias y múltiples funciones que, en su estado natural le otorgan al sistema una condición de equilibrio dinámico y que otorgan diversos servicios ambientales a la sociedad, además de los diversos recursos naturales con posibilidades de utilización económica.”

Se encuentran comprendidos en la definición tanto los bosques nativos de origen primario, donde no intervino el hombre, como aquellos de origen secundario formados luego de un desmonte, así como aquellos resultantes de una recomposición o restauración voluntarias.

Se exceptúan de la...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR