Autobiografía en tercera persona

Gonzalo Castro estrenó, finalmente, su tercera película, la mejor -hasta ahora- de su corta filmografía. Con la primera, Resfriada , no tuvo suerte. Con la segunda, Cocina , mejoró el juego al registrar la cocina de una arquitecta real que reemplazó el diseño por el arte culinario. En la tercera, Invernadero (que se ve en el Malba, Figueroa Alcorta 3415; los sábados y domingos, a las 18.30) va por un escritor verdadero, el experimental mexicano-peruano Mario Bellatín, manco de nacimiento y munido de una prótesis mecánica, quien ficciona delante de la cámara algunos aspectos de su intimidad.Bellatín no funciona como cabeza parlante, sino como protagonista de una puesta en la que participa su entorno inmediato. La propuesta atrapa por cómo el cineasta se mueve en ese mundo y por el enigma que éste, finalmente, encierra. Como en su anterior...

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