La audacia de Cristina y el vacío opositor

Cierta resignación es fácilmente perceptible en la Corte Suprema de Justicia. Ya no espera nada de un gobierno dispuesto a ordenar la inhumana , pero le teme a la indiferente superficialidad de los que se postulan para sucederlo.

Cinco miembros opositores de la Comisión de Juicio Político de la Cámara de Diputados faltaron a la sesión en la que se decidió al escarnio público. La oposición es minoría en esa comisión, pero es más minoría si encima abandona los momentos importantes. Eso explica, en parte al menos, que el Gobierno se esté preparando, con la complicidad de algunos jueces, para sacarle al Poder Judicial una parte significativa de su presupuesto.

La política se meció en los últimos días entre el tormento a Fayt y el show de Marcelo Tinelli. Detrás del acoso a Fayt estaba Cristina Kirch-ner, que demostró que aun para las malas cosas es una eficiente dirigente política, y con Tinelli se entretenían los tres políticos que más posibilidades tienen de sucederla. Tal vez haya sido la exposición más nítida de un cambio de época.

Después de doce años de una política profundamente ideologizada, con discurso y actos empapados de pensamientos dogmáticos (y hasta fanáticos), la política terminó en brazos de Tinelli. A las ideologías las están relevando el vacío o el pragmatismo. Scioli, Macri y Massa están donde están porque la sociedad los quiere tal como son. Scioli no es un opositor, pero promete un ciclo diferente y gran parte de la sociedad que cree que es distinto de lo que existe. Los extremos nunca son buenos. Ideología, política y conspiraciones se van; parecen venir la liviandad y la nada.

La oportunidad fue lo peor de esa convergencia en el tiempo entre Fayt y Tinelli, que colocados en una misma frase semejan un oxímoron. En la noche del lunes, cuando cada candidato hizo su papelón en la televisión, ya se sabía que al día siguiente la Comisión de Juicio Político se convertiría en una especie de Comité de Salud Pública de Robespierre, que durante la época del terror de la Revolución Francesa resolvía el perdón o la condena a muerte de los ciudadanos. La Comisión decidió, en efecto, investigar la "idoneidad" del juez Fayt. La idoneidad es la única condición que la Constitución les impone a los funcionarios públicos, pero también establece cómo, cuándo y quiénes la definirán en cada caso.

El revoleo irresponsable de esa palabra recuerda los tiempos de la última dictadura. Un ministro de los militares, Albano Harguindeguy, llegó a...

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