Ataques al país en la tierra de Trump

WASHINGTON.- Por fin, ¡ya era hora! De no creer pegó un salto de calidad: escribo esta columna desde la capital del imperio. También podríamos llamarla "la capital del ", que tiene aquí su sede central. E incluso podríamos hablar de "la capital del capital". Una ciudad linda, lindísima, que ni siquiera se ha afeado con la presencia de . Por cierto, aprovecho para desmentir las versiones que circulan por las redes: no vine a asesorarlo en cuestiones de discurso e imagen. Es verdad que en la Casa Blanca es apreciada mi condición de experto en mercados de relato regulado, pero jamás trabajaría para él. La religión no me lo permite.Tampoco vine a acompañar a , un héroe de la resistencia. Nico vino a hablar con -a la que en el gobierno argentino llaman "Cristina la buena"-, que es su amiga y se entienden perfecto. Ella lo recibió con un abrazo consolador y una duda de prestamista responsable: "No quiero saber cuánto me venís a pedir, sino en cuántos días pensás que se la van a gastar".El motivo de mi presencia aquí fue participar en la Conferencia Anual de la Corporación Andina de Fomento e Interamerican Dialogue. Apenas puse un pie en el Newseum, donde se hizo el foro, decenas, cientos de personas salieron a mi encuentro. ¡Era la gran atracción! No podía creer que desde este humilde espacio de los sábados hubiese conseguido trascender las fronteras y ganarme un lugar en la cima del mundo. Menos mal que no me lo creí. En realidad, no me conocían: iban a ver de cerca a un sobreviviente de la crisis argentina. "¡Ahí está, respira!", los escuché decir mientras intentaba zafar de su acoso. "Señor, ¿cuánto subió el dólar desde que bajó del avión?". "¿Vino al foro o a exiliarse?"."¡Paren, gringos!", les grité. Una reacción destemplada y ridícula, porque muchos eran latinos. Pero logré que se callaran, y entonces seguí. "Ustedes no entienden nada de lo que está pasando en mi país. El estaba muy barato, ridículamente barato. De hecho, si un día amanecía lluvioso, nos íbamos de compras a Santiago de Chile o a Miami. Incluso se acaba de conocer el caso de un chofer que en su auto nunca llevaba menos de dos o tres millones de dólares. Gracias a Dios, logramos sincerar el tipo de cambio. Quizá se nos fue un poquito la mano y ahora el que quedó excesivamente barato es el peso, pero ya volverá el equilibrio. Y, lo más importante, por fin estamos yendo al déficit cero. Antes era pobreza cero. Un objetivo muy pobre".Rescatado por los organizadores del encuentro...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR