Asistir y contener, las metas de los voluntarios que recorren la calle

El frente de aire polar que ingresó el martes pasado por la Patagonia se hace notar ahora en los dedos rígidos, algo morados, de Guillermo. Hasta donde se ve, tiene dos o tres mantas que lo cubren hasta el mentón. Usa un gorro de lana y con la mano sostiene un café que ya no humea. Tiene 45 años y hace 15 que está en situación de calle.Es un veterano en esto de pasar el invierno a la intemperie. Duerme todas las noches en la puerta de una óptica en la avenida Rivadavia al 5300, en el barrio de Caballito. "¿Querés una sopa calentita, Guille?", le pregunta Guadalupe Díaz Bo, coordinadora de la ONG Fundación Sí. Él asiente y cambia su café helado por una sopa instantánea de pollo. El vaso ahora está humeante, y eso, aunque sea esta noche, es lo único que importa.En la madrugada de ayer la temperatura mínima alcanzó los 3°C. El lunes pasado, un hombre de 53 años en situación de calle murió en el barrio de Monserrat e investigan si el frío pudo haber sido uno de los causantes. El caso motorizó todo tipo de movidas solidarias. Por ejemplo, anteayer y ayer la ONG Red Solidaria recibió alimentos y abrigo en el estadio de River Plate y mantuvo a resguardo durante la noche a decenas de personas sin techo.La recorrida solidaria de Díaz Bo, de 19 años, junto con el resto de los voluntarios de la Fundación Sí, empezó a las 20.30 de anteayer, en la esquina de Riobamba y Bartolomé Mitre. Ahí tenían preparados cinco bolsos con rueditas para los equipos que luego irían en distintas direcciones, todos con el mismo objetivo: repartir sopas, galletitas y chocolates a aquellos que duermen en la calle.El grupo de Díaz Bo se dirige al barrio de Caballito. La idea es recorrer Rivadavia desde su cruce con Acoyte hasta la Plaza Primera Junta. El trayecto empieza en la estación Acoyte de la línea A de subte. "Hoy salimos con 12 cajas de sopas, trajimos saquitos de té, mate cocido. También cada voluntario trae un termo, o dos, con agua caliente para que la gente pueda tomar algo calentito. Hoy trajimos mantas, pero la idea no es regalar cosas, sino ir a preguntar cómo están y tomar algo con ellos. Pero hoy es un caso especial, hace mucho frío", explica.Luego de dos estaciones apareció Leticia, de 18 años. Lleva puesto un buzo de lana. Con una mano pide limosna y con la otra controla que Camila, de dos años, no se aleje demasiado. "¿Es tu hija, tu hermana?", le preguntó Díaz Bo. "Es mi hija", dice Leticia. "Además, tengo otra de 11 meses", agrega. "Nosotros somos de...

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