Argentina: palabra devaluada

Es imperioso que la actividad privada vuelva a generar riqueza para evitar el colapso que se presagia en un país donde la mitad de su población vive del EstadoLa reactivación económica y la recuperación del empleo son los principales desafíos pospandemia, en todo el orbe. En la Argentina, no se conoce programa para el día después, quizás oculto en algún anaquel ministerial hasta que se concrete la reestructuración de la deuda externa, si ello ocurriese. Entretanto, el Gobierno pierde el tiempo debatiendo el futuro de la empresa y toma decisiones puntuales que indican el camino hacia el cual el país se dirige. Un mal camino, sin duda.En el resto del mundo los países tienen moneda, la población ahorra en sus bancos, no existe una historia de ocho defaults, ni un déficit fiscal agobiante, ni un desempleo aterrador, ni una pobreza vergonzosa. Con la mitad de la población viviendo del Estado y este emitiendo billetes para sostenerla, es imperioso que la actividad privada vuelva a generar riqueza para evitar el colapso que muchos presagian.Uruguay acaba de emitir un bono en moneda local ajustable con vencimiento a 2040 por el equivalente a 1100 millones de dólares y reabrió otro bono en dólares a 2031 por otros 400 millones de dólares. Además, lanzó un programa de atracción a extranjeros para que se radiquen allí, impulsando el sector inmobiliario y el consumo interno.También la Argentina necesitará dólares y no papeles pintados para superar la crisis. La pregunta relevante que debe responder el equipo del presidente Alberto Fernández es solo una: "¿Cómo conseguiremos la plata necesaria después de la cuarentena?".La demora en reestructurar la deuda, el intento de expropiar una cerealera, la ley de góndolas, la ley de alquileres, el cepo cambiario, los controles de precios y el desenfado para exacerbar la intervención estatal son señales adversas para lograrlo. Todos los países esperan un rebote natural de sus economías, como ocurre en la mayoría de los ciclos. En la Argentina somos distintos. Al no tener moneda, ni ahorro interno, ni solvencia fiscal, solo un cambio dramático en las expectativas puede modificar el actual rumbo negativo. Si seguimos así, en lugar de rebotar, seremos el país más empobrecido de todo el planeta, con la mayor caída porcentual del PBI.De nada servirá un plan de obras públicas sin financiación (como imagina ), ni un programa para la agroindustria (como pretende ) o de inversiones en Vaca Muerta (como sueña Guillermo...

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