Ánimos crispados en Santiago del Estero

Los Bravo de Rueda, que vivieron en las principales ciudades del norte del nuestro territorio, eran bravos, además de osados y con pocas pulgas. En 1754, en Lima, don Alonso Bravo de Rueda celebró su matrimonio con Narcisa Carrasco, desafiando todas las murmuraciones, ya que la novia era mulata, calificación que recibía porque su madre era negra. En este caso, don Alonso y Narcisa se rieron de los prejuicios, mientras que los criticones tuvieron tema para las tertulias.Otro Bravo, Diego, halló en 1803 el gran meteorito que había caído en el Chaco hacía miles de años y que los españoles buscaban desde el 1600. Diego Bravo de Rueda vivía en Santiago del Estero con su mujer María Josefa de Goyechea Frías y sus hijos. En aquella tradicional ciudad, donde los porteños eran considerados menos aristocráticos que ellos, también se destacaba el matrimonio de María Roberta Zuasnábar y José Solano Bravo de Rueda y Santillán, hermano de Diego, de quien queremos hablar.En 1788, José asumió el cargo de Alférez Real del Cabildo santiagueño, función estrictamente ceremonial: era el encargado de portar el estandarte real en los actos, indicando de esta manera la presencia simbólica del monarca español. Por ese motivo, participaba en las reuniones diarias.El emblema del poder conferido al alférez era un bastón y don José solía agitarlo en las reuniones manifestando disconformidad. Para él, todos sus compañeros capitulares eran corruptos e ineptos, y se los hacía saber con energía durante las sesiones. Los integrantes del cuerpo eran entre...

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