Los amigos y los enemigos de la Presidenta

La decisión política es sólo mía. No se equivoquen. Cristina Kirchner le aclaró así a un grupo de empresarios ese punto nodal de la Argentina política. Quién manda. Esa es su preocupación. Puede oscilar (y, de hecho, oscila) entre los contradictorios discursos de José Ignacio de Mendiguren y de Guillermo Moreno, pero la inquietan los hechos y las imágenes más que las palabras. Moreno y Mendiguren son ahora las personas tal vez más escuchadas por la Presidenta. Uno le habla de conspiraciones y le ofrece soluciones castrenses para resolver la economía; el otro le dibuja un país como un paraíso probable, pero carece de voluntarios para la tarea de construirlo.Los adversarios presidenciales son, en cambio, los sindicatos y algunos financistas. Hugo Moyano no es una presunción. Su discurso casi diario desafía el poder presidencial. Ella tiene el 54 por ciento de los votos y vos sos una de las figuras más impopulares del país. Encima, vos le querés interpretar a ella el pensamiento de Néstor Kirchner, le advirtió a Moyano un funcionario kirchnerista. No hay caso. No voy a abandonar a los trabajadores ni voy a firmar aumentos salariales cuando no sé de cuánto será la inflación del año que viene, le respondió el líder cegetista.Diga lo que diga, Cristina Kirchner se asustó cuando advirtió el nivel de salida de capitales de este año y, sobre todo, de los últimos meses. La culpa era de la potencial conjura de un sector de los financistas. Esa percepción presidencial era un secreto de la elite política y económica hasta que la propia Presidenta la convirtió en una noticia. El método de contado con liqui, que ella divulgó ante la Unión Industrial, le llegó de la boca de Moreno y de Mercedes Marcó del Pont. Se trata de un negocio que se hace comprando bonos con pesos en Buenos Aires y liquidándolos en dólares en Nueva York con una sustancial ganancia. Una lista de banqueros y de conocidos empresarios, algunos cercanos a ella, está en la mesa de trabajo de Cristina. El banquero Jorge Brito sigue encabezando la nómina de los sospechados.Amado Boudou no podría ser ajeno a esas suspicacias presidenciales. Es un viejo amigo de Brito desde sus tiempos como titular de la Anses. La propia Cristina Kirchner le propinó una fuerte reprimenda a su vicepresidente electo cuando lo entrevió al lado de los banqueros supuestamente confabulados. Boudou no volvió a criticar en la intimidad, como solía hacerlo, las equivocadas medidas que se tomaron para frenar la compra de dólares...

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