Señales de buena salud en la vuelta a escena

ROMA (De nuestra corresponsal).- Si el viernes pasado causó cierta alarma que hubiera suspendido a último momento la visita que tenía planeada al hospital Gemelli de esta ciudad, debido a "una repentina indisposición", el Papa ayer disipó cualquier temor a eventuales problemas de salud.Al celebrar la tradicional misa por la fiesta de los santos apóstoles Pedro y Pablo, patronos de la Iglesia de Roma, a la mañana, así como la oración mariana del Angelus, al mediodía, Francisco, de 77 años, se mostró en espléndida forma. Lo que pasó el viernes es que tuvo de improviso un fuerte dolor de cabeza, fruto del cansancio acumulado en las últimas semanas, marcadas por una agenda sin respiro de viajes, audiencias y compromisos varios, según trascendió.Durante la misa, que concelebró con decenas de cardenales en la Basílica de San Pedro y a la que asistió una delegación del Patriarcado Ecuménico Ortodoxo de Constantinopla, muy sereno y sonriente el ex arzobispo de Buenos Aires impuso el palio a 24 nuevos arzobispos metropolitanos.En la homilía, centrada en las figuras de Pedro y Pablo, el Papa identificó dos problemas para los hombres de Iglesia: el del miedo y de los refugios pastorales."Nosotros, queridos hermanos obispos, ¿tenemos miedo? ¿De qué tenemos miedo? Y si lo tenemos, ¿qué refugios buscamos en nuestra vida pastoral para estar seguros? ¿Buscamos tal vez el apoyo de los que tienen poder en este mundo? ¿O nos dejamos engañar por el orgullo que busca gratificaciones y reconocimientos, y allí nos parece estar a salvo? Queridos hermanos obispos, ¿dónde ponemos nuestra seguridad?"...

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