El Acusticazo vuelve con su espíritu de reencuentro

En junio de 1972, Sui Generis aún no había registrado su primer álbum para fogones, faltaba todavía un año para que Luis Alberto Spinetta grabara esa obra cumbre en plan acústico conocida como Artaud y el rock en la Argentina era eléctrico o no era nada. De hecho, Litto Nebbia recuerda: "En 1969, cuando largué la parte eléctrica y agarré la criolla, al principio me silbaban, como si se tratara de algo blando. Por eso cuando se hizo el Acusticazo estuvo bueno, porque vino para legitimar toda la movida acústica que estaba sucediendo en el rock de acá".

Cuarenta y cinco años después de aquel encuentro a guitarra pelada (que luego se convirtió en el primer álbum en vivo del rock argentino, anticipándose dos décadas al éxito del formato patentado por MTV), tendrá pasado mañana una nueva versión en el teatro Gran Rex, con las actuaciones de Nebbia, León Gieco (ambos presentes en la primera edición), Catupecu Machu y Salta la Banca, funcionando además de antesala de lo que será la vuelta del festival B.A.Rock a la agenda local, en octubre.

Por eso están aquí reunidas dos generaciones de músicos nacionales y populares, sonrientes y emocionados por la camaradería del reencuentro, con el anecdotario como combustible energizante. "Para mí participar del Acusticazo fue muy especial", arranca Gieco ante la atenta mirada de los más jóvenes, Fernando Ruiz Díaz (Catupecu Machu) y Santiago Aysine (Salta la Banca). "Imaginate, el disco, que incluye «Hombres de hierro», fue mi primera grabación. Yo llevé el disco a mi pueblo y mi vieja, que era como mi manager, vio eso y se largó a llorar. Un disco compartido con Litto Nebbia y con Edelmiro Molinari, el guitarrista de Almendra. Ahí ella me dijo: «Okey, esto ya es el éxito». Y tenía razón, yo ya me sentía que había triunfado."

Nebbia: -Para León, el Acusticazo fue consagratorio, como en 1983 fue el festival de La Falda para [Juan Carlos] Baglietto. A partir de esos hitos se hicieron reconocidos. Fue un encuentro que a través de los años se fue haciendo mítico, y recuperar ese espacio está muy bueno.

Gieco, que solito con su guitarra acústica y la armónica supo conmover tanto al público de Metallica, cuando fue su telonero en 2009 junto con los D-Mente en el estadio de River, como a los millennials que colmaron la última edición del Lollapalooza, asegura que buena parte del secreto del rock local es que, desde aquellos tiempos fundacionales, "es un movimiento de amigos, no hay una competencia como hubo en el...

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