Acuerdo Nacional 2002. texto Final
Autor | Mirador Nacional |
.La inédita crisis argentina, que ha erosionado la legitimidad pública y privada, es tan grave y de tal naturaleza que la convivencia y la democracia se encuentran seriamente amenazadas. Esta crisis incluye cuatro años de recesión, desempleo sin precedentes, aumento incesante de la pobreza, la indigencia y la exclusión social, problemas crónicos de las finanzas públicas, una extendida ruptura de la seguridad jurídica y la pérdida completa del sentido de lo público y del bien común.
. La gravedad de la situación requiere soluciones a la vez urgentes y profundas, basadas en una visión del país de largo plazo, en políticas integrales y coherentes, superadoras del pasado. Esta es la tarea que, en el marco del estricto respeto de la Constitución Nacional, le corresponde a un período de transición.
· La salida es posible pero debe construirse a partir de valores comunes: la recuperación de la confianza, como valoración del prójimo, la previsibilidad y las reglas de juego; la credibilidad, ligada especialmente a la honestidad y a la transparencia de todos los actores; la solidaridad como expresión de una mayor justicia distributiva y de una austeridad compartida; en fin, la identidad nacional, como la justa valoración del pasado y la vocación de construir una visión o proyecto de país ampliamente compartido.
· La transición hacia un tiempo nuevo es un proceso que reclama la participación de todos y cuya eficacia y credibilidad exigen particularmente de la dirigencia política, financiera, sindical, empresarial y social gestos y decisiones que exhiban cambios de conducta y explícitas reglas de juego. En definitiva, para alumbrar un futuro diferente y sentar las bases de la reconstrucción, la transición ha de nutrirse de actitudes de grandeza y desprendimiento, decisiones ejemplares capaces de renovar las instituciones y los comportamientos públicos.
· En este contexto, las organizaciones de la sociedad civil, las redes y los nuevos espacios de asociatividad, basados en la lógica del desprendimiento y la reciprocidad, expresan el mandato ciudadano de construcción del sentido de equidad. La cooperación de los ciudadanos, su participación en organizaciones y movimientos sociales y su capacidad para establecer relaciones recíprocas y concertadas en redes de organizaciones del más diverso tipo resalta la importancia de los lazos horizontales para afrontar la crisis.
· Por ello, vistos las "Bases para el Diálogo Argentino", de fecha 30 de enero de 2002 y el documento "Construir la Transición", del 28 de febrero de 2002, la Mesa del Diálogo ha recogido los consensos expresados en su seno para que sirvan de guía, estímulo y orientación a esta instancia de transición, en la que primordialmente los argentinos necesitamos recuperar la credibilidad en nosotros mismos y, a través de estas acciones y decisiones, el valor de la palabra empeñada y la paz social.
Los inevitables costos de esta profunda crisis deben ser distribuidos con equidad. Para ello es necesario eliminar todos los privilegios y excepcionalidades vigentes en los presupuestos públicos; resolver lo antes posible la indisponibilidad de los depósitos bancarios; establecer un justo balance entre acreedores y deudores y gravar a quienes tienen mayor rentabilidad o patrimonio, impidiendo el traslado de la carga del endeudamiento privado hacia el Estado.
La cultura del trabajo, de la producción y la austeridad deben guiar a todos los agentes económicos.
La Mesa del Diálogo Argentino, recogiendo la demanda ciudadana, bregó por la atención de la emergencia social, con carácter urgente y como un derecho universal. Con fecha 3 de abril de 2002, el P.E.N. instituyó por Decreto No. 565, el Derecho Familiar de Inclusión Social, que deberá ser objeto de ratificación legislativa. La...
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