Los 10 primeros años de la gesta Ubuntu

Quizá no fue casualidad que la noticia inicial sobre Ubuntu me haya llegado de parte de un sacerdote; después de todo, la palabra "ubuntu" hace referencia a un concepto ético y filosófico de origen sudafricano. Ese querido amigo puso en mis manos una respuesta que había estado esperando durante años. Es decir, una forma más amigable de distribuir, instalar, usar y configurar Linux."Más humana", diría Mark Shuttleworth, el hombre de negocios que se hizo rico gracias al software libre y decidió, por eso, donar parte de su fortuna a la comunidad; uno de los mandamientos de la filosofía ubuntu. Pasado mañana, el fruto de esa decisión, cumplirá 10 años.Shuttleworth fundó Canonical el 5 de marzo de 2004 para poner en marcha ese proyecto y, en octubre, presentó la primera versión de Ubuntu Linux, con el número 4.10 (por octubre de 2004) y el nombre "Warty Warthog" (sólo a partir de la tercera edición las denominaciones se ordenarían alfabéticamente).Esté uno de acuerdo o no con algunas de las ideas de Shuttleworth, una cosa es indiscutible. De todas las cosas Linux, Ubuntu es la única palabra que una porción significativa del público reconoce. Y si Linux le suena a muchos es, en gran medida, gracias a Ubuntu. "Desde una visión macro, el mayor aporte de Ubuntu fue lograr mucha visibilidad para, a partir de eso, interesar a gente común y corriente para que se acerque, se entere, pruebe. Pero la intención no era sólo que probaran el sistema operativo, de otro modo Canonical no se habría molestado en crear un manual de conducta y el sistema de membresía basado en una meritocracia. La intención era también que compartieran la filosofía ubuntu", me dijo Guillermo Lisi, Ubuntu Member desde 2007, con quien hablé esta semana.Algún tiempo antes de que la distribución de Shuttleworth viera la luz me atreví a criticar el estilo innecesariamente elitista, hermético y centrípeto de una parte del ambiente Linux. Por supuesto, unos cuantos me pegaron con todo lo que tenían a mano, desde bates de béisbol hasta cepillos de dientes. A confesión de partes, relevo de pruebas, como se dice.Pero una década después, las cosas han cambiado diametralmente. Al revés que a principios del siglo, la actitud es ahora amable y generosa con los novatos que hacen preguntas obvias. Salvo por unos pocos trogloditas que todavía creen que saber mucho de computadoras les confiere alguna clase de superioridad (no, muchachos, ni cerca), la solidaridad es ahora la regla. De hecho, es mucho más fácil...

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