20 películas clásicas para ver en Netflix

El padrino

Si bien Netflix basa su estrategia en la constante incorporación de novedades, a veces, entre ellas, aparecen películas que reconocemos como "clásicas", aunque ésta no es una categoría usada por el servicio en su catálogo, acaso porque suena a "viejo". Una película clásica es una que superó la prueba del tiempo; una que, a décadas de su estreno, se niega de desaparecer, es influyente y suscita interés. Algunos clásicos, sin embargo, no solo son los exponentes más exitosos de sus rubros, sino también los más logrados. Revisando hasta los últimos rincones de la oferta de Netflix, encontramos veinte de estos films para los que el tiempo pasa más lento y, a décadas de su estreno, todavía ofrecen una experiencia más cautivante que la mayoría de las novedades de la pantalla.

Qué bello es vivir (1946)

Título original: It’s a Wonderful Life. Dirección: Frank Capra. Elenco: James Stewart, Donna Reed y Lionel Barrymore.

Aunque fue un fracaso en el momento de su estreno y el comienzo de la caída del imbatible Frank Capra en el favor del público, las sucesivas reposiciones en televisión desde los años 60 convirtieron a Qué bello es vivir en la película más recordada de su realizador. Basada en un relato encontrado en una tarjeta de navidad (y fuertemente inspirada por Dickens), esta es la historia de un tal George Bailey (Stewart), un hombre común que debió postergar casi todos sus sueños y, frente la perspectiva de ir a cárcel, contempla el suicidio. Antes de que lo concrete, sale a su encuentro un ángel, que le muestra cómo habría sido el mundo si George Bailey no hubiera nacido: un lugar mucho más cruel y oscuro, en el que la ausencia de sus buenas acciones desató una cadena de horrores sobre el pueblo de Bedford Falls (que en este mundo paralelo ni siquiera se llama así, sino Pottersville en honor al despiadado plutócrata que se apropió de todo). Admirado por su optimismo y su inconmovible fe en la bondad de las personas o criticado por su sentimentalismo mistificador y maniqueo, el cine de Capra siempre logra contar el consabido triunfo de los desfavorecidos de tal modo que reconforta aún a sus espectadores más cínicos. En este film, algunos de ellos vieron un aspecto "meta": el edénico Bedford Falls es el mundo tal como es representado en el cine de Capra, mientras que el infernal Pottersville es el mundo real, en el que debemos vivir al salir del cine.

Psicosis (1960)

Título original: Psycho. Dirección: Alfred Hitchcock. Elenco: Anthony Perkins, Janet Leigh y Vera Miles.

La Aventura (1960) de Michelangelo Antonioni fue señalada como una de las películas más rupturistas de la historia del cine porque, entre otras cosas, hacía desaparecer a su protagonista al final del primer acto. En este film, Alfred Hitchcock hizo lo mismo pero antes, dentro del cine de género, y más de una vez. Psicosis nos invita a identificarnos con diferentes personajes que se van incorporando a la trama, pero que resultan asesinados poco después, insinuando perversamente que nuestra identificación debe ser con el asesino. La película incluye una de las escenas más famosas del cine: el asesinato de Janet Leigh en la ducha, una secuencia de tres minutos que requirió más de 70 puestas de cámara. Los tajos que la censura no dejaba ver sobre el cuerpo de la víctima se trasladaron al film: en el ataque de apenas 45 segundos, hay más de 90 cortes para producir la sensación de que Leigh es cosida a puñaladas, sin que se vea ninguna herida (la legendaria música de Bermand Hermann es tan lacerante como el cuchillo). Psicosis fue rodada en pocas semanas, con un presupuesto mínimo y con un equipo de televisión (el que hacía la serie Alfred Hitchcock presenta) pero resultó la película más memorable de su realizador. La slasher movie, reinventada por John Carpenter casi veinte años después (y que se mantuvo por décadas como uno de los subgéneros mas redituables y populares del cine), se inicia en este film.

Matar un ruiseñor (1962)

Título original: To Kill a Mockingbird. Dirección: Robert Mulligan. Elenco: Gregory Peck, Robert Duvall y Mary Badham.

Esta película es una adaptación de la única novela de la escritora sureña Harper Lee, por la que recibió el premio Pulitzer en 1961 (unos 50 años después, Lee publicó una segunda novela, Go set a Watchmen, presentada como continuación de Matar..., aunque luego se reveló que era una primera versión de ese texto). En el sur de los Estados Unidos, en los años 30, un jornalero negro es acusado de violar a una joven blanca. El abogado Atticus Finch (Peck), viudo, padre de dos hijos y hombre de sólidos principios morales, es el encargado de su defensa ante una amplia mayoría ansiosa por ver al detenido ejecutado. Tanto la película como la novela fueron celebradas como un contundente retrato del racismo norteamericano, aunque también hay que señalar el excesivo candor que demuestra al plantear, por ejemplo, que una multitud lanzada a un linchamiento puede ser disuadida por las palabras de una nena (o que un abogado puede ser una persona con principios). Después de ser nominado al Oscar cinco veces, Peck finalmente lo ganó por esta interpretación, que se convertiría en su rol más recordado. El dramaturgo Horton Foote también ganó un Oscar por su adaptación de la novela.

Hasta que llegue mi hora (1968)

Título original: Once Upon a Time in the West. Dirección: Sergio Leone. Elenco: Claudia Cardinale, Henry Fonda, Jason Robards y Charles Bronson.

Aunque Netflix le dejó el absurdo título con el que se estrenó en España, esta película es Erase una vez en el Oeste, la obra maestra de Sergio Leone. El realizador venía de filmar la trilogía del "hombre sin nombre", el conjunto más logrado y exitoso de "spaghetti westerns" (western construidos como un destilado de los momentos característicos del género, con talento europeo, sobre todo italiano, y generalmente rodados en España). En este cuarto western, Leone alcanzó la confianza y la libertad para llevar al extremo todo lo que en los demás se sugería. Como las películas de Hitchcock aunque por otros recursos, ésta es mucho más sobre la construcción de la tensión previa a la violencia que sobre el momento de esa explosión en sí. En la primera secuencia, tres pistoleros esperan a su víctima en una estación de tren. Esa no-acción, la espera de tres hombres sucios que miran al horizonte, se extiende por 12 minutos antes de que pase algo distinto, uno de los catárticos relámpagos de violencia que esconde la...

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