Despedida al profesor Barbagelata

AutorHugo Barreto Ghione

Discurso de Despedida al Profesor Hector – Hugo Barbagelata, fallecido el 13 de abril de 2014, pronunciado en la Facultad de Derecho en ocasión de su velatorio en el hall del edificio central

La Decana de la Facultad de Derecho, la Prof. Bagdassarian, me ha encomendado la difícil tarea de despedir al querido Profesor Hector – Hugo Barbagelata.

El desafío mayor radica en el brete de sintetizar, en un mensaje necesariamente breve, una diversidad de intereses intelectuales tan variopintos como los que desplegó Barbagelata en su trayecto vital, que culminó con entusiasmo casi juvenil al promover la creación de la Fundación Electra en homenaje a su esposa.

Barbagelata se destacó, todos sabemos, en varios ámbitos:

a) En el periodístico, fue colaborador del diario Acción y del semanario Marcha, por citar dos medios emblemáticos, siendo parte de la llamada “generación del 45” junto a otros notables ensayistas y escritores como Mario Benedetti, Angel Rama, Carlos Maggi y otros;

b) En el ámbito de la cultura, ejerció la actividad teatral, y fue Director de la Escuela Municipal de Arte Dramático y del SODRE.

Sobre su doble actividad de actor y profesor Barbagelata tiene páginas memorables. En una entrevista realizada para la Revista Derecho Social Latinoamérica dirá que “la actividad de profesor es análoga a la del actor, especialmente si uno piensa en la Commedia dell Arte, esto es, en ese género teatral en el que se improvisa a partir de algunas pautas, y ¿qué otra cosa hace el profesor a partir del esquema que lleva escrito y consulta en la clase o que tiene grabado en la memoria?”

Y agrega: “mientras el escritor apaga la computadora y se ocupa de otra cosa, el profesor y el actor saben que la función debe continuar. Por eso también todas las funciones son diferentes, en realidad únicas, como lo son cada una de las clases, aunque el tema tratado sea el mismo”.

Finalmente dice que “otro rasgo común es la instantaneidad y lo efímero de la actuación del actor y del profesor. Esta función, ese acto, esa parte, que hoy marchó muy bien, o esa clase que gustó al profesor y que el auditorio sintió que lo enriquecía, no dejan mas que un leve rastro que tiende a desvanecerse muy rápidamente. La suma de estos rastros puede que adquiera la calidad de buen recuerdo en algunos integrantes del público y eso es a lo más que actores y profesores pueden aspirar, aunque unos y otros saben, sabemos, que como dice un personaje de Tennesee Williams la eternidad es una...

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