Cristina Kirchner y el trastorno de ficción

Para elucidar el extraño discurso presidencial en las Naciones Unidas no alcanzan las herramientas del psicologismo ni de la geopolítica. Probemos con los procedimientos de la novela policial. Vamos a tratar de descubrir al culpable con cinco preguntas. 1) ¿Quién fijó el tribunal del juez Griesa para dirimir conflictos sobre el pago de la deuda externa? 2) ¿Quién dejó sin arreglar durante años el tema de los holdouts y permitió que éstos litigaran y le ganaran un juicio a la Argentina? 3) ¿Quién le dio superpoderes a Alberto Nisman para que investigara la causa AMIA y lo transformó en un fiscal estrella? 4) ¿Quién convirtió a Jaime Stiuso en la principal espada de los servicios de inteligencia y lo usó para realizar operaciones oscuras de la política? 5) ¿Quién acosó salvajemente al fiscal Nisman hasta que éste se suicidó o fue asesinado?

Estas cinco preguntas tienen una misma respuesta. Elemental, mis queridos compañeros: Cristina Kirchner. A veces sola y a veces en connivencia con su marido.

La secuencia desnuda una verdad: la Presidenta ha cometido graves errores, y para salvarse del fuego y huir hacia adelante, en cada ocasión ha creado un épica falsificada. Reconozcamos que el asunto, desprovisto de moral, tiene una gran eficacia técnica, y que debería formar parte del nunca escrito "Manual para maquillar vergonzosas trastadas con el objetivo de que parezcan éxitos fulgurantes".

El fabuloso método de , hijo de la picardía criolla y del histrionismo venezolano, instaló toda una cultura de gobierno, que podría denominarse con un término digno de la psiquiatría: el trastorno de ficción, consistente en fingir de manera grandilocuente batallas homéricas que no existen, pero que logran tapar con su dialéctica los desastres gestionarios. Los Kirchner nos sometieron voluntaria y razonablemente al tribunal de Nueva York, y cuando el fallo resultó adverso Cristina lo repudió, acusó a la Casa Blanca de conjura y sugirió que el juez estaba gagá y era una marioneta de los fondos buitre. Ella dejó abierta de manera irresponsable la negociación con los y permitió que éstos avanzaran y ganaran el pleito, y cuando todo eso sucedió, lanzó una campaña malvinizadora contra ellos. Consagró a Nisman como el gran investigador hasta que éste investigó las oscuras razones del Memorándum de Entendimiento; entonces lo sometió a un hostigamiento feroz que no terminó ni siquiera con la muerte del fiscal: después de muerto siguió ensuciándolo sin piedad y sin...

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