El ZapChing, o una mirada desde el año 2027

El zapping puede funcionar como oráculo, es un hecho. Algo así como un I-Ching a infrarrojos. El ZapChing .

No entiendo muy bien por qué los controles remotos no vienen con un botoncito para cambiar de canal al azar. Imagínese. En lugar de pasarnos horas picoteando fragmentos de series y películas que ya hemos visto un trillón de veces, podríamos hacer preguntas, apretar el botón Oráculo y obtener sabios y oportunos consejos. A fin de cuentas, el orden en el microcosmos electrónico bien puede ser un reflejo del orden en el macrocosmos.

Por ejemplo, uno pregunta: "¿Lograré cerrar ese negocio mañana?", aprieta el botón Oráculo y aparece La semana del Tiburón en Animal Planet. Un maestro del ZapChing leería aquí: "Peligro inminente, un par de inescrupulosos se lo almuerzan antes del jueves. Cuidado."

O bien: "¿Obtendré el ascenso este año?", a lo que el botón Oráculo podría responder con películas como Límite vertical , Riesgo total , o alguna otra de escaladores. Habrá que esforzarse más.

Los ejemplos son tan numerosos como ricos en matices. Preguntar por la salud podría conducir a algún documental truculento sobre las salas de emergencia de los hospitales (maneje con prudencia), uno de recetas elaboradas en El Gourmet (viva mejor, que eso es también salud) o al largometraje El Informante (deje de fumar).

En fin. Le he sacado más provecho al cable apretando canales al azar e interpretando las respuestas que con su oferta de programas y películas, últimamente. Hace unos días estaba consultando mi televisor, por así decir, y me encontré con El Auto Fantástico , la serie de la década del ’80 con David Hasselhoff y KITT, la "computadora con forma de coche", en palabras del protagonista ( www.imdb.com/title/tt0083437/ ).

Recuerdo haber visto El Auto Fantástico en 1985 o 1986, y destilaba modernidad, futuro, casi ciencia ficción. Veinte años después, el auto ya no tiene nada de fantástico. Más bien, parece un usado al que se le agregaron pretenciosos alerones y unas tazas tan deportivas como un par de pantuflas, coronando el bochorno con pintura negra y el supuesto scanner en el capot, que ahora da la impresión de ser la luz de posición de una bicicleta de dudoso gusto. Para peor, habla. Ya hablaba entonces, pero hoy cualquier máquina puede hablar. Hasta los celulares.

Para completar la sensación de que había pasado un siglo (y no veinte años), la moda, los peinados y la arquitectura sonaban a antediluviano. Además, y por efecto del tiempo, el...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR