Zannini, la confirmación del 'vamos por todo'

La nominación de Carlos Zannini como compañero de fórmula de Daniel Scioli en su candidatura presidencial por el Frente para la Victoria (FPV) confirma que Cristina Fernández de Kirchner no está dispuesta a delegar en nadie la forma en que se instrumentará su sucesión, con la esperanza de seguir gobernando después del 10 de diciembre, si su fuerza política triunfa en las elecciones.

La integración del binomio presidencial del oficialismo exhibe, al mismo tiempo, un costado curioso: convocará a un gobernador dialoguista y de ideas moderadas, como Scioli, que ha sido asociado con el neoliberalismo por sectores ultrakirchneristas, y a un funcionario, como Zannini, que se inició en la política en la agrupación Vanguardia Comunista, de extracción maoísta.

Además de ser uno de los hombres de máxima confianza de la familia Kirchner y uno de los poquísimos integrantes de la mesa chica del poder, Zannini ha sido el arquitecto de la estructura jurídica de los 12 años de poder kirchnerista en el orden nacional. Esta tarea tuvo un antecedente vital: su largo paso por la función pública santacruceña, desde 1987, cuando Néstor Kirchner llegó a la intendencia de Río Gallegos, hasta 1999, cuando el propio Kirchner, desde la gobernación provincial, lo nombró presidente del Tribunal Superior de Justicia.

Tras el fallecimiento de Kirchner, el actual titular de la Secretaría Legal y Técnica de la Presidencia pasó a tener una influencia ideológica mucho más notoria y un papel decisivo en algunas de las más nefastas reformas impulsadas por el gobierno nacional, tales como la de la Justicia y la de medios audiovisuales de comunicación. Aunque pocos lo recuerden, estuvo entre los funcionarios que más bregaron por forzar una reforma constitucional, no sólo con la intención de instituir la posibilidad de la reelección indefinida del titular del Poder Ejecutivo, a semejanza de la Constitución de Santa Cruz, sino también con la idea de impulsar reformas económicas con un sesgo estatista e intervencionista parecido al de la Constitución de 1949, inspirada por el peronismo y más tarde derogada.

Zannini es también admirador del pensamiento del fallecido filósofo político Ernesto Laclau, teórico del populismo moderno y sostén de la teoría del conflicto permanente y de la división de la sociedad como una estrategia para la consolidación del poder, que caló profundamente en los Kirchner.

El actual funcionario nacional ha sido, además, el inspirador de la fundación por el...

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