YPF: pierde el país, ¿gana el kirchnerismo?

Carlos Zannini detrás de Cristina Kirchner en Casa Rosada (Imagen de archivo)

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El país entero está impresionado por las imágenes que se vieron este lunes en la Ruta 3. La intervención de Sergio Berni en un caso muy doloroso en sí mismo, como es el asesinato de Daniel Barrientos, pero que también se suma a una estadística de muerte, de peligro y de sangre en el conurbano bonaerense.

El crimen del chofer, que estaba a punto de jubilarse, de la línea 620, conmocionó a todos. Por la mañana, hubo una manifestación desde temprano para quejarse y pedir justicia por ese asesinato. Y entre quienes protestaban había una especie de consigna: que fuera Berni porque si no iban a ir a la casa de Gobierno.

Esto se inscribe en uno de los grandes problemas que tiene hoy la vida pública, y en especial los políticos que van al conurbano a hacer campaña, que es cómo empezar a resolver un problema muy complejo como la inseguridad. Con una colección de miserias, que nos lleva a Rosario con los Monos, el narcotráfico, al Gran Buenos Aires: los asesinatos de personas que salen a trabajar a la madrugada; en las que se ven reflejados otros que no saben si vuelven o no con vida. Un clima de gran intranquilidad que se suma a los problemas de la economía.

Berni desciende en helicóptero, prácticamente solo, del lado de la Capital Federal. Es obvio que había un 90% de probabilidad de que, si iba solo a encarar a un grupo enardecido, se exponía a lo que pasó, que es una salvajada. Berni, más allá de la falta de profesionalismo como ministro de Seguridad, muestra un costado bastante interesante, cierta templanza. No contesta un solo golpe. No huye. Se comporta como un político absolutamente consciente del episodio que estaba viviendo, mientras lo estaban demoliendo a trompadas.

Hay un debate en la política. Algunos se lanzaron rápidamente a las redes sociales para decir que están con las víctimas y contra Berni. Pero hay que estar con la ley. Ese es el problema en estas circunstancias: las víctimas merecen toda la conmiseración, toda la solidaridad, pero tampoco tienen impunidad para protagonizar hechos de violencia como los que se vieron hoy.

Golpiza a Berni

También se demostró una falta de sensibilidad sobre el estado de ánimo que hay hoy en la sociedad. Sobre todo, en los sectores más castigados, que son estos que estamos describiendo. Hubo una especie de puesta en escena de Berni. Él es muy proclive a ese tipo de actitud, de representar una especie de "Rambo" que llega personalmente a resolver el problema.

Sabemos que, aunque puede ser menos rendidor en el rating y en las encuestas, lo que requiere el problema de la seguridad es institucionalidad y una política. Una estrategia racional, sistemática y de largo plazo. No un señor que baje del helicóptero.

En esa teatralización del hombre que viene carismáticamente a resolver la escena, parece haber una proyección. Como si pensara que los que estaban ahí enardecidos también estaban representando una obra de teatro. Y no. Berni se encontró con gente enardecida en serio. No estaban actuando, como él. Y probablemente haya tomado por primera vez contacto del estado de ánimo que hay en muchísima gente. Con independencia de cuál es el grado de espontaneidad que había en esa manifestación, porque hay informaciones que la vinculan con una interna del sindicato, de la Unión Tranviaria Automotor (UTA).

Así se llevaron a Sergio Berni luego de ser agredido

Más allá de eso, lo que importa es que la percepción que se va configurando alrededor del hecho es que hay un estado de extraordinaria inquietud que le plantea un signo de interrogación a cualquier político que quiera hacer campaña en el conurbano bonaerense. Esto se recorta sobre un paisaje de casi 40% de pobreza.

Hay un informe muy interesante que sacó el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica sobre las carencias en el conurbano que muestra que, de los trabajadores formales, con empleo en blanco pero con los ingresos más bajos, el 50% es pobre. Es decir, estamos hablando de una realidad bastante paradójica que hay en la Argentina, donde hay muchos ricos informales y muchos formales pobres. Cada vez más. Con lo cual la frustración es doble.

Me contó un empresario que abrió un gran centro comercial en la zona sur del conurbano y que decidió para esa sede tomar gente, que mucha de la gente que se inscribió le dice que tiene hijos, pero no declarados, sino que los tiene a nombre de su mujer, que figura como madre soltera, porque si los declara pierde la Asignación Universal.

Se va configurando una situación compleja, que es persistente desde hace muchos años. Si miramos en cámara lenta el proceso, hace 50 años que se está degradando el bienestar social en la Argentina y sobre todo en el conurbano. Pero en los últimos diez años, eso se aceleró extraordinariamente. La crisis en la que estamos atrapados se gestó en abril de 2018, y después se agregó la pandemia. En este paisaje se desenvuelve la política. Este es el marco en el que los políticos van a ir a buscar los votos.

Pobreza en Buenos Aires

El...

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