Wellness, también en la playa. Cómo un destino de la costa se adapta a esta tendencia que crece

En las playas de Pinamar y Cariló, los amaneceres reunen a muchos turistas para compartir prácticas de yoga o meditación

PINAMAR.- Son casi las 5.30 de la mañana. Emponchadas, porque hay mucho viento, son unas cinco personas las que esperan a Silvina Lamorte para que, después de ver el amanecer, participar de una clase de yoga gratuita. "Bueno no llovió al final, esperemos que vaya despejando", dice al llegar, en una temporada que viene siendo hostil climáticamente.

"Hace cuatro años que hago esto. Me sorprende que cada vez hay más gente . El miércoles pasado, en el primer encuentro, éramos 30 personas acá en la orilla del mar. Hoy fue más un desafío porque estaba completamente nublado, solo se suspende si llueve o si hay sudestada", cuenta a LA NACION .

Y no es la única que tiene esa percepción. Cada vez son más aquellos que quieren mantener sus rutinas y buenos hábitos durante las vacaciones . En esta ciudad, que cuenta con senderos para salir a correr, se está expandiendo la oferta del wellness, un concepto que refiere a promover la salud y el equilibrio en todos los aspectos; bienestar general. Los mismos paradores que por la noche organizan afters y fiestas, por la mañana cuentan con clases de yoga, meditación o gimnasia. El gimnasio incluso tiene tarifas hasta por día que aprovechan quienes vienen a este balneario a vacacionar. Yoga en la playa, la profesora Silvina Lamorte ofrece esa actividad libre dos veces por semana después de ver el amanecer

"Llegar y ya encontrarme gente antes del horario que cité, que es a las 5.30 de la mañana... es como que no estoy tan loquita sola, hay un montón más. La verdad que me va sorprendiendo como de boca en boca, cada vez viene más gente de distintos lados. Para mí tiene que ver con el lugar: aprovecho el mar, el sol, aprovecho toda la naturaleza . Trato de mezclar los dos mundos", relata Silvina.

Nació en General Madariga y después se mudó a Buenos Aires. Cuenta que esta fue la forma que encontró para lograr disfrutar de un lugar donde todos vienen de vacaciones mientras que para ella y su familia eran sinónimo de trabajo. "Lo aprendí con el tiempo", dice y se explaya: "Hay algo que pasa con los lugareños, a veces y no digo con todos, que trabajas en temporada y no lo ves, no lo disfrutas. Me di cuenta que trabajamos 60 días de corrido, y la previa que también lleva mucho tiempo, para después ir 15 días a disfrutar a otra parte la plata que nos ganábamos. Entonces, empezamos a plantear con mi...

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