Vuelvo con los puños llenos de verdades

Llego de las vacaciones con un pedido muy serio, dirigido al Gobierno y a la oposición: estoy muy agradecido con todo el material que me han dado, cosa de que no vuelva con las manos vacías, pero ya está bien, ya tengo disparates para escribir diez columnas. Les pido que guarden algo para las próximas semanas, que no agoten su capacidad de hacer papelones. En este rubro, el Gobierno lleva la delantera. El problema es que los ministros de Macri no saben cometer errores. Retroceden. Jorgito Triaca la pifió feo con el episodio de la empleada, pero al final pidió perdón. Y Luismi Etchevehere terminó devolviendo el polémico bono que le había pagado la Sociedad Rural. Me cuesta imaginarme a Aníbal Fernández disculpándose y a De Vido devolviendo guita. Quizás es por falta de imaginación.

El país de comienzos de febrero es el mismo de fines de diciembre, solo que más caro. Subieron o están por subir las naftas, la luz, el gas, prepagas, impuestos, trenes, colectivos, peajes, el calor y los nervios. Todos aumentos justificados, por supuesto. En la última reunión de Gabinete, Macri se enojó y pegó un grito: “¡Que alguien me explique por qué ayer no subió nada!”. Está claro que este gobierno va a derrotar la inflación, pero espero que sea antes de que el país caiga derrotado.

Por eso estamos en pleno éxodo veraniego. No es el éxodo venezolano, en el que la gente huye en busca de un poco de pan. Acá el dólar está tan bajo y los precios tan altos que afuera hacemos desastres porque todo nos parece barato. A Punta del Este irán esta temporada unos 460.000 argentinos, la cifra más alta de la historia. Probablemente hay otro factor que explique este aluvión: yo creo que se están yendo para allá todos los familiares de ministros que fueron echados del Gobierno.

El affaire más interesante del verano es, sin dudas, la guerra Macri-Moyano. Es una guerra entre dos pesos pesados, dos empresarios poderosos, entre viejos conocidos, entre personas que supieron entenderse muy bien, también en los negocios. Me animo a pronosticar que va a ganar Macri por goleada. El esquema de corrupción de Moyano es tan grande y grotesco, tan burdamente evidente, que hasta los Kirchner, Cristóbal López y Lázaro Báez parecen, en comparación, cuidadosos y prolijos. El gremio de Camioneros, las empresas proveedoras del gremio e Independiente, todas cajas millonarias, conforman parte del imperio empresarial de Hugo, su mujer y sus hijos, con un nivel de retroalimentación y sinergia que...

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