La voz de los CFO suena cada vez más fuerte

En tiempos de estancamiento, ajustar los números es una prioridad en las empresas. De ahí que la voz de los CFO (o directores financieros) se escuche cada vez más alto y su rol tenga cada vez más relevancia en otros temas de las compañías.

En esa línea, cinco ejecutivos estuvieron presentes en la segunda edición del Financial Summit, organizado por LA NACION, y dejaron su impresión sobre diferentes temáticas. En esta oportunidad, los CFO que integraron el panel fueron Sistiana Fronza, de Mapfre; Pablo Miedziak, de Aerolíneas Argentinas; Hernán Campagnoli, de Havanna; Pedro Arnt, de Mercado Libre, y Gabriel González Beramendi, de BACS.

González Beramendi abrió el juego y dijo que es muy optimista sobre la economía local. "Cambió el contexto para el sector financiero. Veníamos de un mercado de capitales chico, cerrado y poco sofisticado, donde cualquier métrica mostraba un atraso muy significativo", afirmó. Y agregó: "A partir de los cambios actuales en el contexto macroeconómico, la salida del cepo cambiario y el arreglo con los holdouts se abrió un entorno distinto en el que inversores de afuera empiezan a mirar al país con otros ojos".

Por su parte, Miedziak comentó que tiene reuniones con los bancos todas las semanas. "Hay un apetito grande para poner dinero en la Argentina, pero nosotros tenemos el problema grande de no tener balance, que es la primera entrada que se debe tener para que te abran una cuenta en un banco", dijo.

Según Miedziak, están trabajando muy duro para lograrlo, porque quieren ser una compañía "normal" a mediados del año que viene. El último balance que tenía Aerolíneas era de 2013 y ya avanzó en la contratación de auditores para el de 2015. "Tenemos un plan de que para abril de 2017 ya tengamos también el balance 2016. Los números estaban bastante lejos de estar al día", confió el ejecutivo.

Para Fronza, la principal dificultad en este momento es tener previsibilidad y certeza sobre el tipo de cambio, la inflación y las tasas para poder preparar los presupuestos. "Tener diferencias materiales entre el tipo de cambio presupuestado y el real es tener diferencias fundamentales sobre lo que nos miden. Tenemos que tener precisiones sobre los indicadores que vamos a usar", explicó.

La ejecutiva expresó que hoy, con una inflación de 40 o 45% prevista para el cierre de 2016, estar armando un presupuesto con 20 o 25% "da un poco de vértigo". Y acotó: "Además necesitamos tener una rentabilidad financiera que esté por encima de...

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