Volver a ser Pamela Relis: el lado luminoso de la vida después de la tragedia

Todas las mañanas, cuando Pamela Relis, de 29 años, iba a trabajar, se topaba con una abuela que caminaba demasiado lento mientras llevaba a su nieto al colegio. Pamela apuraba el paso y la pasaba mientras rumiaba una queja por la lentitud de la marcha. Hace unos días la volvió a cruzar. Y se dio cuenta de que, en su nueva situación, ya no podía sobrepasarla. "Recién ahí dejé de verla como un estorbo y caí en la cuenta del terrible esfuerzo que esa mujer hace cada mañana. Y pese a todas sus limitaciones, a todos sus años, la mujer sigue en pie y caminando. Eso quiero para mí", dice Pamela.

Pasaron ocho meses ya, pero la escena le vuelve una y otra vez. El tren está en marcha. Ella ve, en el mismo vagón, un lugar vacío junto a la ventanilla. Camina uno, dos, tres pasos. Un segundo después, un hombre le va a sacar el celular y la va a arrojar del tren en movimiento. Ella sólo recuerda la sensación de estar parada, caminando por última vez sobre sus dos pies. Desde ese día, Pamela está envuelta en una lucha: recuperar todo lo que ese instante le robó.

¿Es difícil volver a ser Pamela? "Estoy en un debate conmigo misma. ¿Cómo volver a ser Pamela con una pierna de metal? No puedo volver a ser Pamela si no corro. No soy Pamela si no ando en bicicleta. No soy Pamela si no voy a trabajar. Pero después pienso que tengo que dejar de enfocarme en lo negativo y ver lo que sí puedo hacer. Yo no soy una situación. Soy una persona", dice.

Cada día, trabaja en pos de ese objetivo. Libra una batalla contra su ánimo y contra su cuerpo. Contra el dolor insoportable que le provoca la pierna fantasma. Tiene la cadera fracturada y con clavos, un riñón aplastado, los pulmones dañados. Perdió masa muscular del hombro con el que cayó. Varias vértebras se le aplastaron. Tiene una pierna menos. Pero aun así,sigue caminando.

Ahora tiene un objetivo: volver a andar en bicicleta. "¿¡En bicicleta!?", le preguntaron, cuando comunicó su decisión. Sí, en bicicleta. Hace tres años, se compró una estilo vintage. Fue cuando se independizó y se mudó con una amiga a San Isidro. Como su familia había quedado en Avellaneda, la bici y el tren se convirtieron en sus medios de locomoción. Así iba a trabajar hasta Farmacity, en Once, donde era la número dos del local. Se subía al furgón del Belgrano Norte, se bajaba en Retiro y pedaleaba por Suipacha hasta avenida de Mayo, para desembocar en Rivadavia, y llegar hasta Urquiza.

El día que la asaltaron había dejado la bici en casa porque...

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