Volcán: el pueblo que busca renacer luego de un trágico alud

VOLCÁN, JUJUY.- Gustavo Vizuara camina por arriba de la casa de su abuelo. Va y viene sobre esa capa de lodo seco, de dos metros de alto, que cubre pasillos y habitaciones. Deambula entre discos, fotos, muebles, libros y recuerdos ahí enterrados. La casa, en plena zona roja del desastre, deberá demolerse al igual que toda esa manzana.

Una cuadra más al sur, como todos los días desde que pudo volver a su almacén, Elda Terán limpia entre lágrimas el barro depositado sobre las botellas de gaseosas con las que se había abastecido para el verano. Las tratará de vender a mitad de precio o las regalará. No lo decidió aún. Sólo sabe que el subsidio no le alcanzará para reponer todo lo que perdió. En un salón de la iglesia del pueblo, con la ayuda de dos voluntarios santafecinos y dos mujeres del Ejército, Nicolasa de Martínez acaba de organizar un almuerzo más para los miembros de las distintas fuerzas que trabajan en la zona y las 12 familias evacuadas que siguen ahí.

Cuadras más allá, decenas de soldados con palas levantan el barro que todavía se acumula en las calles, y otros tantos terminan de poner en condiciones la escuela para que esté lista en el inicio del ciclo lectivo.

A poco de cumplirse dos meses del alud, ese mar de lodo, piedras y agua que el 10 de enero pasado a la mañana bajó del cerro, cortó la ruta 9, destrozó casas y dejó cuatro muertos, Volcán, un pueblo jujeño de 1400 habitantes enclavado en la entrada de la Quebrada de Humahuaca, empieza a mostrar otra cara: la de la reconstrucción. Ese largo camino demandará meses.

Los vestigios del desastre, sin embargo, permanecen ahí. Las casas y comercios destruidos de cuatro manzanas, con su demolición completa sentenciada en aerosol al lado de la puerta. Las marcas en las paredes de aquellas que se salvaron y fueron limpiadas. El extenso terraplén de lodo seco al norte de este pueblo que sepultó el verde donde pastaban los animales. Las piedras al pie del cerro. El cráter en el pavimento de la ruta 9, que obligó a desviarla. Y ese miedo entre los pobladores cada vez que llueve, y les hace preguntarse si otra vez bajará el "volcán", como le llaman a lo que trae el alud y que dio nombre al pueblo.

"Hubo tres situaciones que evitaron que esto fuera una tragedia mayor: la alarma del pueblo funcionó, la evacuación se había ensayado, y ocurrió de día", explica el mayor Fabián Torrengo, quien estuvo al frente del Comité Operativo de Emergencia (COE) apenas ocurrió el desastre.

En ese...

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