Vivir en la Argentina, estudiar en China

Chen está frente a la imagen de las ocho cámaras de seguridad, una ventana con un traductor chino-argentino y un juego on line que maneja con destreza en la computadora. Sin moverse de la caja de su supermercado del barrio de Montserrat, la "señora Chen", de 34 años, habla de sus dos hijos más pequeños y señala un mostrador al lado de un equipo de música donde se acumulan retratos. Su marido viajó con ellos a China hace dos meses. El va a volver pronto, pero los chicos, de cinco y siete años, se quedarán con el resto de la familia en la provincia de Fujián."Se extrañan. Pero no vienen más", dice. La historia de Chen, como la de muchos inmigrantes chinos en la Argentina (120.000, según datos oficiales), combina el tesón para el trabajo con el sacrificio de desprenderse de sus hijos para preservar el idioma y su cultura.Enviar a los hijos pequeños a estudiar a su tierra natal es una de las características de los chinos en la Argentina. Cuando los niños cumplen cinco años, los padres encargan la educación a sus abuelos o tíos asentados en la provincia de Fujián, de donde proviene el 80% de esa inmigración asentada en el país. Para la visión occidental, esta costumbre puede sonar controvertida, pero la concepción colectiva de la sociedad china tiene absolutamente incorporada esta tradición como algo natural. Sólo a partir de los 12 años a menudo el núcleo familiar vuelve a unirse en algún punto del planeta, que podría ser Buenos Aires o Fujián, aunque en muchos casos, como el de Chen, eso puede no ocurrir nunca.Esta decisión tan compleja tiene tres razones básicas, según las consultas realizadas por LA NACION. La primera es que aprender a hablar y escribir chino como un nativo sólo resulta posible cuando alguien lo ejercita de muy chico. Al revés es casi imposible. Además, es una lengua cruzada por un sistema de valores culturales casi imposibles de lograr fuera de China. Y como los inmigrantes nunca saben si van a regresar a su país, prefieren que sus hijos conozcan su cultura e idioma desde el inicio de sus vidas. Otra razón es que la mayoría de los inmigrantes chinos consultados considera que la educación en la Argentina es de menor calidad que la de China. Y la tercera, fundamental, es que no pueden ocuparse de sus hijos, dado que suelen invertir casi todo su tiempo en el trabajo. Por eso es bastante usual observar a las familias chinas con bebes, aunque casi no existen niños de entre 6 y 10 años.Quienes no pueden o no quieren encargar la educación de...

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