Violencia sin fin: Siria, el escenario en el que cada país libra su propia guerra

PARÍS.- El próximo 15 de septiembre se cumplirán cinco años y medio desde que Siria está sumida en una guerra civil que provocó por lo menos 400.000 muertos y más de cinco millones de refugiados y desplazados. ¿Cuándo se terminará ese horror sin fin? Imposible predecirlo en un conflicto en el que -en forma directa o indirecta- ocho países, tres grandes fuerzas jihadistas y más de 50 grupos combatientes libran su propia guerra.

Por esa razón, nada permite esperar un fin de la conflagración a corto plazo. Para los especialistas, la principal razón de esa espiral de violencia es la intervención de las grandes potencias. Esa presencia evita el agotamiento de los protagonistas locales, permite la recuperación del beligerante en vías de perder y disminuye la incitación a proteger a los civiles, abriendo el camino a las peores exacciones.

"La historia demuestra que la mayoría de las guerras civiles terminan con la derrota de una de las partes, en el terreno militar o porque pierde el apoyo popular", señala Hasni Abidi, director del Centro de Estudios sobre el Mundo Árabe y Mediterráneo.

Eso podría haber sucedido en Siria al comienzo del levantamiento civil, en 2011. Pero la importancia estratégica del país, los intereses regionales y la presencia de grupos armados islamistas precipitaron la intervención de varios actores extranjeros, incluidos Estados Unidos, Rusia, Irán, Arabia Saudita, Francia, Gran Bretaña y, ahora, Turquía. Esa presencia modificó la capacidad de los beligerantes y la naturaleza del conflicto.

"Desde entonces, el gobierno y las fuerzas rebeldes reciben material y apoyo logístico del exterior. Esa situación no los incita a buscar un arreglo a fin de poner término a la guerra o a buscar la paz", explica Jean-Pierre Filiu, especialista en Medio Oriente.

En este caso, el enfrentamiento en el terreno incluye también a las milicias kurdas -que cuentan con el apoyo de la coalición internacional- y a organizaciones terroristas (Al-Qaeda, Al-Nusra y Estado Islámico). Esa presencia complica aún más las decisiones de los grandes actores.

En ese marco de intereses y objetivos cruzados, cada vez que uno de los beligerantes pierde terreno, sus apoyos exteriores aumentan su participación para prevenir una eventual derrota. Cuando ese protagonista empieza a ganar, alguien más interviene para equilibrar la situación.

Esta ha sido la historia de la guerra siria desde su comienzo. A fines de 2012, cuando el ejercito sirio empezó a perder frente a...

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