En la vigilia pascual, el Papa llamó a 'volver al primer amor'

ROMA.- Al presidir anoche la de su pontificado, considerada la celebración más importante del año litúrgico, que evoca el pasaje de la muerte a la vida de Jesús, Francisco llamó a no tener miedo y a redescubrir la experiencia cristiana, a "volver al primer amor", para "recibir el fuego que Jesús ha encendido en el mundo, y llevarlo a todos los extremos de la tierra".Muy sugestivo, como es tradición, el rito comenzó en el atrio de la Basílica de San Pedro, donde el Papa bendijo el fuego y el cirio pascual.El templo -atestado de fieles, muchos de ellos argentinos, diplomáticos, cardenales y obispos- se encontraba entonces a oscuras.El cirio prendido, llevado en procesión, con el que se fueron prendiendo las velas de los fieles, simbolizaba el ingreso de la luz, Cristo, del mundo de las tinieblas del pecado, la soledad y la muerte.En una ceremonia en latín, con bellísimos cantos, en su sermón, el Papa recordó que el Evangelio de la Resurrección de Jesús comienza con el ir de las mujeres hacia el sepulcro, temprano en la mañana del día después del sábado."Se dirigen a la tumba, para honrar el cuerpo del Señor, pero la encuentran abierta y vacía. Un ángel poderoso les dice: «No teman», y les manda llevar la noticia a los discípulos: «Ha resucitado de entre los muertos y va por delante de vosotros a Galilea». Las mujeres se marcharon a toda prisa y, durante el camino, Jesús les salió al encuentro y les dijo: «No teman: vayan a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán»", evocó.Francisco centró su homilía en el mandato de "ir a Galilea", el lugar de la primera llamada de Jesús."Volver a Galilea quiere decir releer todo a partir de la cruz y de la victoria. Releer todo: la predicación, los milagros, la nueva comunidad, los entusiasmos y las defecciones, hasta la traición; releer todo a partir del final, que es un nuevo comienzo, de este acto supremo de amor", explicó."«Ir a Galilea» tiene un significado lindo, significa para nosotros redescubrir nuestro bautismo como fuente viva, sacar energías nuevas de la raíz de nuestra fe y de nuestra experiencia cristiana. Volver a Galilea significa, sobre todo, volver allí, a ese punto incandescente en que la gracia de Dios me tocó al comienzo del camino. Con esta chispa puedo encender el fuego para el hoy, para cada día, y llevar calor y luz a mis hermanos y hermanas. Con esta chispa se enciende una alegría humilde, una alegría que...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR