La vigencia del liberalismo

En tiempos turbulentos en que el kirchnerismo ha basado buena parte de su estrategia política en difundir la existencia de un "relato" poco veraz y anacrónico y en que los procesos electorales se reducen a campañas de marketing con foco en la imagen de los candidatos , urge dar el debate ideológico. La confusión de ideas que ha imperado en la Argentina ha sido la fuente primordial de nuestro retroceso como nación. De mala o de buena fe, se cuestionan conceptos básicos que en las naciones desarrolladas no se discuten más. Un ejemplo mayor de esta confusión es la crítica de barricada contra el liberalismo. A fin de evitar que se siga llamando liberalismo a cualquier cosa y que se sacrifique una vez más el futuro del país en el altar de la fraseología neopopulista, conviene precisar su auténtico sentido histórico.

El liberalismo nació como respuesta política a toda forma de intolerancia y fue la mejor solución conocida para equilibrar el conflicto entre individuo y sociedad. En materia de derechos humanos se basó en los principios de inviolabilidad y autonomía de las personas y tuvo la honestidad moral de reconocer el egoísmo del hombre y crear instituciones para ponerle límites al poder y encauzar sus energías y ambiciones. Permitió resolver, con resultados espectaculares, la cooperación entre los hombres, respetando su libertad personal y política, y generó la mayor cantidad de riqueza de bienes y servicios que conociera la humanidad. El advenimiento de la sociedad liberal significó que por vez primera en la historia un ideal utópico se encarnara en la vida de millones de personas: libertad política, neutralidad moral y riqueza material. Vivimos y soñamos gracias a esos tres extraordinarios principios liberales, pero de tanto contar con ellos hemos perdido la capacidad de apreciarlos en su justa dimensión.

Para quienes ubican al liberalismo en posiciones políticas de derecha, estereotipadas por un mal uso de los conceptos, se debe recordar que nació como doctrina política opuesta a todos los absolutismos. El advenimiento de la sociedad liberal moderna ha sido un proceso gradual iniciado en el siglo XVII. Es sinónimo de respeto a la ley y a la propiedad, de libertad e igualdad política, de división de poderes y de justicia independiente, de defensa de los derechos del hombre y de las minorías, de tolerancia moral y religiosa, de educación y movilidad social, de una inteligente inserción en el mundo globalizado, de investigación científica, de...

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