Viento en popa hacia la irrelevancia

Pasado mañana, en , Federico Villegas, embajador argentino ante los organismos globales, deberá votar sobre el informe que hizo la Misión Internacional Independiente de la ONU acerca de las violaciones de los derechos humanos en Venezuela. Lo hará a favor del reporte, un trabajo que condujo la portuguesa Marta Valiñas y que le propone a Maduro exigirles cuentas a los responsables de crímenes de lesa humanidad que se cometen allí desde 2014. En la Cancillería esperan que ese pronunciamiento oficial termine de saldar la ambigüedad en que volvió a caer el Gobierno el miércoles en Washington, con la opinión del embajador Carlos Raimundi en la Organización de los Estados Americanos (OEA). "Hay una apreciación sesgada de lo que son las violaciones de los derechos humanos en determinados países", planteó Raimundi, y puso incómodo a Alberto Fernández, a quien le tuvo que aclarar después sus palabras en una conversación telefónica.La polisemia del discurso argentino desconcierta a veces incluso a funcionarios propios. "No estamos acostumbrados a que se desmienta a la tarde lo que se dijo a la mañana. Yo no sé de qué hablar", se sinceró después ante un empresario un embajador europeo. En general, las cancillerías del mundo no resuelven este tipo de divergencias con desmentidas o aclaraciones telefónicas, sino directamente con el despido del embajador díscolo. Pero el Frente de Todos tiene reglas que el universo no entiende. Y su lógica diplomática suele centrarse más en la cohesión interna de la coalición gobernante que en la política exterior. Ya pasó con la estrategia para postergar las elecciones en el BID, donde la Argentina no solo quedó expuesta, sino también alejada de la posición de países como Brasil o Colombia, que, luego de haber apoyado al candidato ganador, Mauricio Claver-Carone, aspiran a ubicar directivos propios en el organismo. Es, por lo pronto, lo que se propuso el Palacio de Itamaraty al retirar la candidatura del economista Rodrigo Xavier.Es cierto que ha sido devastador y nadie en la región está exento de crisis ni de internas. Ni siquiera Brasil, levemente aliviado con la recuperación de en las encuestas y una proyección de caída del PBI para este año menos abrupta que la de otros países latinoamericanos. Pero el líder brasileño quedó entrampado en un dilema: seguir con el subsidio para sectores vulnerables que le devolvió la popularidad o, por el contrario, cumplir con la meta fiscal que se propuso Paulo Guedes, su ministro...

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