Vieja estafa: Leonardo Cositorto tenía como domicilio legal la dirección de un bar del que se fue sin pagar

Cositorto

Leonardo Nelson Cositorto aportó como domicilio legal un lugar en el que funcionaba un bar. Esa dirección figura en la circular roja de Interpol en la que consta la orden de captura internacional dictada por la Justicia argentina concretada ayer a la mañana. Corresponde a un local gastronómico situado en Mario Bravo 1230, en Palermo. A miles de kilómetros del apart hotel con bajada a la arena blanca y a las cálidas aguas del Caribe que bañan la costa de República Dominicana donde, ayer, el prófugo líder de Generación Zoe fue encontrado y arrestado, acusado de dirigir una estafa millonaria a través de un esquema multinivel, tipo Ponzi, bajo la fachada de cursos de coaching y de trading con criptomonedas.

En 2013, antes de convertirse en el acusado de una de las mayores estafas piramidales de la Argentina, Cositorto utilizaba el local gastronómico, que entonces se llamaba El Bravo, para reunirse con los coordinadores de la red con la que vendía perfumes.

Aún no aplicaba, en esos tiempos, la metodología piramidal para conseguir inversores que aportaran dinero, sino que había armado una organización con un fin más prosaico: comercializar fragancias por afuera del mercado legal, casi una venta callejera.

En donde hoy funciona la panadería y confitería Baviera, en Mario Bravo 1230, estaba en 2013 el bar El Bravo, donde durante varios meses Leonardo Cositorto montó su oficina y de la que se fue sin pagar, aunque siguió utilizando esa dirección como domicilio legal

Cositorto y dos colaboradores aparecieron en el bar y pagaron un mes de alquiler por adelantado para utilizar el salón en reuniones de capacitación de los vendedores, según recordó a LA NACION el dueño del bar, quien solicitó mantener su nombre en reserva por temor a las posibles represalias del acusado y sus secuaces.

Pero Cositorto y su séquito estuvieron ahí solo tres meses . Abandonaron el local sin pagar dos meses de alquiler -en realidad, giraron un cheque sin fondos- e, incluso, sin abonar algunos de los desayunos que consumieron. Una denuncia de una de las jóvenes vendedoras contra uno de los coordinadores obligó a Cositorto y a su tropa a dejar el bar, pero sin poner la plata que tenían que poner.

No obstante, Cositorto se quedó con algo del local gastronómico: la dirección, que utilizó para consignar como domicilio en cuanto formulario debía completar. Así fue que nunca le llegaban las notificaciones judiciales. Cositorto no vivía en el bar, aunque lo usó como su...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR