Viajes interplanetarios: al infinito y más allá

Ah... los misterios del cosmos. Esa inmensidad, ese vacío, esa oscuridad sin límites, salpicados cada tanto por una estrella con su elenco de mundos solitarios. ¿Quién puede resistirse al embrujo de esas preguntas en busca de respuesta? Más allá de sus virtudes artísticas, uno sale de ver Operación rescate, la última creación de Ridley Scott, con la vivencia del impulso hacia la exploración que domina a los humanos desde hace milenios. Si le falta algo del aliento filosófico que transmiten otros films de este tipo, The Martian (su título en inglés) es pasmosamente literal en su exhibición de los recursos que ya se estudian para encarar el gran viaje al planeta rojo dentro de "apenas" quince años. Mark Watney (Matt Damon), esa especie de Robinson Crusoe de la era espacial, los emplea para sobrevivir en el medio hostil que le presenta la superficie de nuestro vecino del sistema solar. Hasta se diría que, de tan real, la historia pierde algo de su encanto.

Marte ocupó un lugar central entre las fábulas humanas durante milenios. Alguna vez se creyó que tenía canales y que sus habitantes los utilizaban para transporte y comercio, de modo que no sorprende que la posibilidad de enviar una misión humana a estudiarlo haya cautivado a un ingeniero y ex programador aficionado a la escritura, Andy Weir, que había tenido varios fracasos previos en el mundo editorial y decidió pergeñar la historia de este Buzz Lightyear del siglo XXI en un blog que luego se convirtió en novela. Aunque la pintura es un tanto naïve en el plano psicológico, no se puede negar que Weir fue particularmente fiel al modus operandi de la actividad espacial y, en definitiva, de la ciencia: si hay un problema, debe haber una forma de resolverlo.

Pasando por alto la licencia poética de la tormenta que desencadena el drama (la atmósfera marciana es tan tenue que incluso un viento fuerte se sentiría como una brisa), Operación rescate ilustra un compendio de dispositivos y tecnologías que ya se usan o están en una etapa avanzada de prueba para depositar a seres humanos a millones y millones de kilómetros de su casa. Y, lo que no es menor, para traerlos de regreso.

Aprovechando el estreno de la película, la NASA publicó una puesta al día de la misión real. A diferencia de la nave de la película, Hermes, la que está en desarrollo se llama Orion y está siendo diseñada "para llevar a los humanos...

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