Viaje al inframundo de la Biblioteca Nacional

Desde Avenida Del Libertador hasta casi Las Heras es la extensión de los depósitos de la Biblioteca Nacional, donde se guardan los libros, diarios y demás publicaciones disponibles para la consulta del público. El edificio diseñado por Clorindo Testa tiene tres subsuelos con infinitas estanterías que ocupan una superficie de 19.000 m². La visita a la trastienda de la Biblioteca es fascinante. Subsuelos, entrepisos, escaleras, montacargas, talleres, laboratorios y equipos diseñados por personal de la institución: un plantel de expertos apasionados por un trabajo que no dejó de ser artesanal a pesar del avance tecnológico.

Antes de llegar al archivo, donde hay "montalibros" para distribuir los pedidos de los usuarios en las salas de lectura, el material pasa por una serie de procesos técnicos a cargo de bibliotecarios, restauradores y artesanos. Este equipo de especialistas realiza todos los días un trabajo invisible y primordial: catalogar, ordenar, reparar y preservar el patrimonio bibliográfico nacional.

Hace un mes, en su primera conferencia de prensa como director, Alberto Manguel contó que el acervo de la biblioteca consta de alrededor de tres millones de piezas, entre libros, revistas, periódicos, fotografías, mapas, partituras, discos y otros materiales. Pero la colección se incrementa constantemente gracias a las donaciones y las compras, los títulos que envían las editoriales, las publicaciones propias y los canjes con otras instituciones. En aquella charla con periodistas, Manguel también elogió la tarea de los técnicos: "Quiero poner en valor la experiencia de estos artesanos." Anunció, entonces, que este mes comenzarían los recorridos abiertos por las diversas áreas para que el público conozca el intenso trabajo tras bambalinas.

El departamento de Conservación preventiva, a cargo de Gisela Korth, se ocupa de poner a punto el material deteriorado y mejorar sus condiciones de guardado. "El 80 por ciento de los daños que presentan libros y diarios son a causa de la manipulación. Los ejemplares pasan por muchas manos, además de las de los usuarios. Y además hay publicaciones muy requeridas para consultas", explicó Korth a LA NACION durante el recorrido por su área, que comenzó a funcionar en 2011 con tres personas y hoy reúne 36.

Cuando ingresa, el material pasa por la sección Adquisiciones. Allí se le ponen los sellos y las alarmas y se lo envía al Departamento de Procesos Técnicos, integrado por bibliotecarios encargados de la...

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