Esta vez, el Presidente pasó el examen

El rostro de Mauricio Macri reflejaba la satisfacción por el deber cumplido. Como si fuese un alumno disciplinado que, tras largas jornadas consagradas al estudio, finalmente aprueba un examen con la calificación esperada. En su encuentro de ayer con el papa Francisco, el Presidente recitó, al igual que si estuviera ante un exigente evaluador en una mesa examinadora, las principales políticas que está impulsando su gobierno con el fin de avanzar hacia el crecimiento económico y dejar atrás la pobreza. Al cabo de casi una hora de diálogo, el mandatario argentino se mostró convencido de que existe "una visión compartida" con el Papa no sólo sobre los problemas del país, sino también acerca de la manera en que deben solucionarse.

En su diálogo con los periodistas tras la reunión en la Santa Sede, Macri se preocupó especialmente por subrayar que se conoce con Jorge Bergoglio desde hace muchos años y que ambos hablan por teléfono habitualmente. Fue un mensaje para poner fin a las conjeturas sobre un distanciamiento entre los dos. Pero también un reconocimiento indirecto de que es más difícil gobernar el país si impera en el imaginario colectivo la percepción de que el argentino más influyente del planeta, que no es otro que el papa Francisco, no ve con buenos ojos la gestión presidencial.

Luego de aclarar que había llegado al Vaticano "con mucha información sobre lo que hicimos en estos meses", el Presidente definió al Papa como "un líder moral" y sorprendió al admitir que "quería escuchar sus opiniones y sus consejos". Todo un gesto demostrativo de cuánto le importa y necesita el apoyo papal, que dejó atrás la despectiva idea lanzada en noviembre pasado por el asesor presidencial Jaime Durán Barba, en el sentido de que "el Papa no mueve más de diez votos en el país".

Francisco venía siendo acusado de interferir en la política argentina y de actuar hasta como "jefe de la oposición". Mucho se ha dicho sobre la cercana relación entre el Papa y Cristina Fernández de Kirchner cuando ésta gobernaba el país, en comparación con la aparente frialdad que exhibió Francisco hacia Macri durante su primer encuentro protocolar, el 27 de febrero. Una alta fuente del gobierno nacional aporta una visión diferente. El Sumo Pontífice temía que, por su carácter, Cristina pudiera llevar al país hacia un horizonte como el de la Venezuela actual, plagado de enfrentamientos sociales; por eso, tenía que acercarse a ella, para contenerla y "pastorearla". La obsesión del...

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