Otra vez en la piel del Hombre Araña

Para Gastón Ricaud, volver a calzarse el traje de Hombre Araña es una suerte de revancha. Primero, porque el año pasado, luego del estreno, la gripe A lo dejó con gusto a poco, y también porque por entonces Lola -su pequeña hija- se asustaba ante la sola presencia del padre encapuchado, mientras que hoy, con tres años ya cumplidos, no sólo está fascinada por verlo, sino también por contar en su jardín quién es de verdad su papá. "Desde que saben que soy el Hombre Araña, los amigos de Lola se quedan mirándome fijo con los ojos enormes; me mata esto que está pasando con el personaje", cuenta Gastón Ricaud, que sigue sumando disfrute al interpretar un personaje al que sólo conoció de grande.La infancia en la zona rural de Olavarría lo mantuvo alejado de la tele y su radio de influencia. Por entonces, todo giraba en torno al campo; incluso sus sueños de futuro. Fueron sus ganas de convertirse en diseñador industrial -para construir maquinaria agrícola- lo que lo trajo a Buenos Aires, pero acá sus modos payasescos de los años de la niñez encontraron su rumbo en las primeras clases de teatro que tomó con Gabriela Daniels. Así, de a poco, se fue fortaleciendo su veta actoral -mucho tuvo que ver el grupo con el que hacía teatro casi de asalto en distintos bares- y a la vez diluyendo las ganas de volver a tierra adentro (aunque la nostalgia siempre pisa fuerte).La publicidad se fue transformando muy paulatinamente en un medio de vida, hasta que en 1998 llegó una de Clio, que protagonizaba junto a Eusebio Poncela y que le cambió la suerte. Lo empezaron a llamar de la tele, pero para participar de tiras como Buenos vecinos y Chiquititas , y del teatro oficial, en el que protagonizó Romeo y Julieta en una puesta de Alicia Zanca y He visto a Dios , en el Cervantes.Cuando el...