El vértigo de dar un salto al vacío

Javier Milei, celebra el triunfo en las Paso 2023, en su búnker en el Hotel Libertador.

Estamos todos mirando todavía el resultado de la elección de hace dos domingos. Estamos mirando ese objeto, como algo que apareció de la nada, desde distintos ángulos, viendo las diversas capas de significado que va presentando, como algo extraordinariamente sorprendente.

Sin embargo, habría que mostrar lo contrario. Que las rarezas de la elección que se celebró el domingo 13, en realidad estaban anticipadas desde hace mucho tiempo y son parte de un proceso. Se fueron generando sus razones, las motivaciones de esas rarezas, paulatinamente, en cámara lenta. Probablemente tan lenta que en medio del fárrago de las noticias y en el mundo de la inmediatez, fue difícil percibir ese movimiento. Esto es muy importante advertirlo, porque en la medida en que vemos que es un proceso lento y profundo, vamos a advertir también que revertirlo va a requerir mucho tiempo.

Me refiero a la existencia de una crisis de representación . De un malentendido, y una pérdida de sintonía entre los representantes y los representados, entre la gente y la política. Yo recuerdo una conversación con Juan Germano, el líder de la consultora de opinión pública Isonomía . Con él hablé en agosto de 2020, en plena cuarentena, mientras todos estábamos encerrados, y me dijo que estaba asombrado porque en un estudio que hacía en ese momento le aparecían unos números raros. Aparecía una masa muy importante que rondaba el 70% de los consultados con pesimismo . Gente que consideraba que el año 2019 había sido mejor que el 2020, y presumían que el 2021 iba a ser peor que el 20. La idea de estar en una pendiente o en una declinación.

Y también me comentó otro dato, que secretamente hace juego con el anterior, que es que tenía otro número raro. Apareció un pequeño grupo -en el comienzo del gobierno de Alberto Fernández- de 8% de encuestados que eran "Ni-Ni-Ni-Ni" . Me dijo que había un número que no aparecía antes. Son los que no quieren ni a Cristina ni a Macri, pero no quieren tampoco a Fernández ni a Larreta, que eran en ese momento de la cuarentena las figuras que asomaban como los dirigentes capaces, eventualmente, de reemplazar, y generar una renovación, a Macri, Larreta, y a Cristina, Fernández.

Pero ese número evolucionó. Tendió a subir y estabilizarse hasta llegar a un 20% en agosto de este año. Ese sector es el de los que rechazan a todos. En ese porcentaje estamos viendo algo que se manifestó después en el año 2021, y se volvió a manifestar este año, que es un rechazo total al menú de la política, expresado en términos de abstención. Se habló muchas veces de que las elecciones de 2021 habían sido las de mayor abstención en la historia de la democracia.

Estudio de Isonomía sobre el rechazo a dirigentes.

Asimismo, otro analista de opinión pública, Federico Aurelio, de Aresco , da cuenta, mediante números de un fenómeno que está delante de nuestra vista y que sucedió en los últimos 4 años. Verlo en cifras es llamativo. Se trata de una historia electoral. Desde las elecciones generales de 2019 en donde se consagra como presidente Alberto Fernández con Cristina Kirchner, hasta las PASO de hace dos domingos.

El Frente de Todos -que cambió de nombre, o de marca a Unión por la Patria- en las elecciones generales de 2019 sacó casi 13.000.000 de votos. Pero en las de 2021, 8.000.000. Es decir, perdió en esos años 4.700.000 votos. Y ahora sacó 6.400.000. Volvió a perder 1.700.000 votos. Es decir, cómo no van a estar peleados si en ese período pierden 6.000.000 de votos. Pierden la mitad de los votos prácticamente . Esa es la historia del oficialismo. Es la historia de una gran contracción.

Juntos por el Cambio debería ser, en teoría, si estuviéramos en una superficie dominada por dos cuerpos solamente, quien captura esos 6.500.000. Es, como se dijo siempre, la principal oposición. Pero también está sometida a la misma contracción. Al mismo declive. En las elecciones generales de 2019, obtuvo 10.800.000 votos. En las generales de 2021, 9.800.00, perdió casi un millón. Pero ahora perdió más de tres millones . Pasó de 9.800.000 a 6.600.00 En total, en todo el ciclo, perdió 4.000.000 de votos.

Los votos obtenidos en los últimos años, según partido político. (Aresco).

La Libertad Avanza irrumpe con 7.000.000 . Pero hay otro fenómeno. El de las otras fuerzas políticas. Cuando se produce esa caída, donde empiezan a perder votos el Frente de Todos, el peronismo y la oposición de Juntos por el Cambio hay un ascenso de otras fuerzas. De 3.000.000 pasan a 5.500.000, pero caen a 3.000.000. Es decir que en total salen perdiendo.

Hay un achicamiento de todos y un aumento del voto blanco y nulo, que pasa de 600.000 en 2019 a 1.200.000 en 2021. Y vuelve a subir de 2021 a 2023 a 1.400.000...

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