La versión evolucionada de Boca

No deja de ser sintomático que Boca coseche más elogios y reconocimiento ahora que cuando fue campeón, hace cinco meses. No es que se le hayan escamoteado halagos y méritos, sino que la imagen del equipo no ofrecía muchos más rasgos positivos que el de la solidez. Ni la mirada más benigna y generosa se animaba a concederle cierto brillo, más allá de las pinceladas creativas de Riquelme hasta que se lesionó. Justamente, el N° 10 fue una de las pocas voces internas que hacían valer su autoridad futbolística para reconocer cierta deuda de juego. Campeón invicto, con 12 puntos de ventaja sobre el pelotón de cuatro equipos que más se le arrimaron, Boca aplicaba una mecánica eficacia en una competencia en la que el resto andaba con el motor medio fundido.Aunque todavía se desconoce la suerte que correrá en un triple frente que lo tiene como un gran animador, este Boca despierta mejores sensaciones que aquel que convencía con poco más que los resultados. Es una versión evolucionada, con más variantes, tanto de juego como de nombres. El proceso de reconversión tuvo sus momentos traumáticos, de los cuales salió con personalidad. Primero fue el amago de renuncia de Falcioni en Venezuela por sentirse desautorizado en sus indicaciones y planteos. A eso le siguieron dos derrotas (Independiente y Fluminense) que erosionaron la invulnerabilidad que era la marca de la casa.¿Boca dejaba de parecerse a sí mismo y tomaba un...

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