El verdugo: Paraguay, el equipo de ramón, eliminó a brasil y será el rival de la Argentina

CONCEPCIÓN, Chile.– Algunos creen, aún en estos tiempos, que Ramón Díaz es un entrenador vulgar. Ordinario. Que sólo lanza epítetos grotescos, sin sentido. Grosero error. No es Guardiola ni Mourinho. Le faltan varias materias para recibirse de un entrenador de excelencia, es cierto. Pero algo tiene, evidentemente, para sacarles jugo a las piedras. Salir campeón con equipos de excelencia como River (en el pasado lejano, en el pasado reciente) o terrenales, como San Lorenzo. O ingresar en el círculo de la desconfianza absoluta, como en Paraguay, con el dedo acusador de casi todos, después de creer en el mismo grupo de viejos guerreros y seguir parado. Pícaro, irreverente, siempre adelante. Sin Néstor Ortigoza, su mejor hombre, con un desgarro. Con soldados de batallas perdidas, como quedar fuera del último Mundial. Ramón se presenta apenas un puñado de días atrás en el bravío suelo guaraní y empieza a hacer historia. Eso es lo suyo. Acaba de dejar en el camino a Brasil por 4 a 3 en los penales, luego de empatar 1 a 1 y cree llevarse el mundo por delante. Se aproxima la Argentina en las semifinales y algo debe de estar dándole vueltas por la cabeza. No sólo la táctica, compartida con su hijo Emiliano (expulsado a los 9 minutos del segundo tiempo por un exceso), hoy cabal respaldo, ayer un exceso familiar. Lo que lo mueve es el sentimiento: más de una vez soñó con estar sentado en el otro banco, el que hoy disfruta (y a veces padece) Tata Martino.

Debe de estar recordando, seguro, ahora mismo, la epopeya de su San Lorenzo en 2008 contra River y en el Monumental. Contra su propio ser. Cómo olvidarlo: el empate 2 a 2 y la heroica clasificación tras remontar un 0-2 con nueve hombres y con Gonzalo Bergessio como héroe, en la revancha por los octavos de final de la Copa Libertadores. Díaz celebró el 2-2 con el grito de la traición a su sentimiento. A su corazón. El martes va a intentar lograr algo parecido. Ya sabe de qué se trata. Más aún, luego del primer cruce del Grupo B, cuando Paraguay perdía por 2 a 0… y celebró a lo grande el 2 a 2.

José Luis Chilavert debe de estar mordiéndose la lengua. Los medios tradicionales locales, borrando con el codo lo que habían sugerido con la pluma. Paraguay, el Paraguay de Ramón, arrancó el 4 de diciembre pasado. En un puñado de semanas, creó una pequeña gran revolución, con los mismos caciques que despistaban tiempo atrás. Como Justo Villar, como Paulo da Silva, como Edgar Benítez, como Nelson Haedo Valdez...

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