La verdadera disyuntiva de Cristina Kirchner

A estas alturas no hay dudas de que las conspiraciones que viene denunciando la Presidenta sólo apuntan a justificar y legitimar de alguna forma el creciente intervencionismo del Estado, agravado por la natural confusión que impera en el kirchnerismo entre Estado y Gobierno, y entre Gobierno y grupo gobernante. Lo que nos está diciendo Cristina Kirchner es que la inflación, los despidos o la suba del dólar no son consecuencias de su impoluta gestión, sino de una sociedad muy enferma, de la que deben ser extirpados ciertos agentes biológicos patógenos, con dosis progresivamente mayores de autoritarismo, expresadas en controles policiales, persecuciones y acosos judiciales que se valdrán de las flamantes leyes de abastecimiento y antiterrorista. Entre los gérmenes identificados públicamente por la jefa del Estado se encuentran algunos bancos y operadores financieros, y los productores agropecuarios que buscan proteger su capital.El escenario donde se pergeña la política económica se ha transformado en una peligrosa sala de operaciones en la cual abundan los diagnósticos erróneos y los practicantes novatos, en tanto brillan por su ausencia los cirujanos con experiencia. En lugar de reuniones de gabinete, se ha montado una suerte de ring desde el cual la Presidenta deleita a sus seguidores con su periódico stand up en el que afloran sus inquinas personales junto a anuncios económicos que, en ocasiones, no son más que la canalización de esos rencores hacia quienes no le rinden pleitesía, ya sea empresarios o funcionarios, como Juan Carlos Fábrega. Para Cristina Kirchner, gobernar es intimidar.A 14 meses del fin de su ciclo, el objetivo de la Presidenta sigue pasando por retener la mayor porción de poder posible hasta el último día. En sus planes no está gobernar para quien la vaya a suceder. Sólo gobernar en función de sus propias aversiones y para un sector de su movimiento, encabezado por La Cámpora, que está copando áreas clave del Estado, con el desembarco de miles de empleados públicos. Es parte del blindaje de la retirada, entre cuyos pasos futuros estaría la colonización de las listas de legisladores nacionales por la militancia de Unidos y Organizados.Su gran riesgo es que esta forma de conducir el país, incluidas la política económica y las relaciones internacionales, no la ayude a retener poder, sino a que éste se le escurra más rápidamente.Al igual que en Venezuela, el Estado argentino gasta mucho más de lo que ingresa y financia semejante diferencia...

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