Verano italiano en el otoño porteño

Felizmente volvió, en una nueva edición, el ciclo Verano italiano, impulsado por la madre patria espiritual de tantos hijos y nietos de inmigrantes, con el apoyo de diversas entidades culturales europeas y de la ciudad de Buenos Aires. En esta oportunidad, las actividades se extenderán hasta el 13 de junio y, como siempre y como ocurre con todas las propuestas que reúnen las expresiones artísticas de otros pueblos, tenderá un puente con esa música y ese cine de los que ya no tenemos más que escuálidas noticias en las salas comerciales y en las radios masivas.

Será una oportunidad para frecuentar la producción de nuevos realizadores y conocer, también, lo que han hecho últimamente Gabriele Salvatores y Bernardo Bertolucci. O para escuchar música mediterránea y revivir el inolvidable repertorio de la canción popular italiana. Pero acaso lo más estimulante, por el desafío intelectual que propone, sea el Congreso de geofilosofía del cine, que se realizará, con entrada gratuita, del miércoles al sábado próximos. La iniciativa responde a las corrientes teóricas que ubican el cine -y, de manera más amplia, el discurso elaborado con imágenes en movimiento- en el punto de convergencia entre distintas disciplinas, lo que le permite al séptimo arte plantear con su propio lenguaje (que, en definitiva, no deja de ser un lenguaje mucho más cercano al gran público que otros) problemáticas y temas que están en el centro del pensamiento contemporáneo. La geografía entra en la discusión como la matriz y el punto de anclaje de las distintas visiones, con una doble connotación: en su condición de referencia de identidad y en la de vínculo...