Venezuela, la OEA y la legitimidad democrática

La condenable decisión del Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) de no atender con responsabilidad democrática la discusión del caso de , social y de seguridad que golpea a , inflige una profunda herida de graves consecuencias al Sistema Interamericano. Cuando un organismo como la OEA adopta la indiferencia ante los atropellos contra los derechos humanos y la , a la vez que conduce sus sesiones en privacidad dolosa decretando un bloqueo informativo, reniega de su deber moral y ministerial de adoptar una postura digna y rotunda contra toda agresión que sufra la democracia en cualquiera de sus Estados miembros.Esas agresiones, que comete el gobierno del presidente y que la OEA se niega a ver y a rechazar, tuvieron anteayer otro episodio de funesta trascendencia, cuando el presidente de la Asamblea Nacional venezolana, Diosdado Cabello, anunció la expulsión de la diputada independiente María Corina Machado, en represalia por haber participado el viernes último en Washington en la sesión del Consejo Permanente de la OEA en calidad de "delegada alterna", puesto cedido por el embajador de Panamá para que pudiera exponer y denunciar la situación de su atribulado país. Con la acción de Cabello, la diputada es despojada de la inmunidad parlamentaria, lo que la deja a merced de ser procesada por el gobierno bolivariano por el supuesto delito de "traición a la patria".Estas acciones autoritarias y antidemocráticas convierten en urgentes las iniciativas de apoyo a los sectores democráticos de Venezuela. Los organismos internacionales, como la OEA, deben entender esa urgencia porque estamos ante una cadena...

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