Un vencedor blanco en los 400 metros

ATENAS.- Impasible, con un esfuerzo sostenido y controlado, Jeremy Wariner aguantó el desesperado ataque final de su compatriota Otis Harris y grabó su nombre como nuevo rey de los 400 metros. Un podio monopolizado por los norteamericanos, ya que tercero cruzó Derrick Brew.

Pero la novedad no pasó por una cuestión de nacionalidad. Tampoco porque el triunfador fuera Wariner, un velocista aplicado, abierto al aprendizaje y con todo el futuro que se desprende de sus 20 años. Este texano ya había hecho el mejor tiempo de la temporada (44s 37/110) y ayer, en la prueba cumbre de la temporada, lo bajó a 44s. Era el favorito y estuvo a la altura de las circunstancias.

La victoria de Wariner tuvo otra singularidad: con su tez blanca y aspecto anglosajón se acomodó en un trono que casi siempre les pertenece a los negros. Los antecedentes indican que las pruebas de velocidad, 100, 200 y 400m, son territorio de los negros, que dominaron esta disciplina durante mucho tiempo.

Había que remontarse hasta Moscú 80 para encontrar un vencedor blanco en los 400m, el soviético Víctor Markin, con el apunte insoslayable de que esos Juegos fueron boicoteados por los Estados Unidos.

En materia de excepciones también aparece la de Pietro Mennea, en 200m en 1980. O la sorpresa que dio en esa distancia en Sydney 2000 el griego Kostas Kenteris, hoy absolutamente desacreditado por una confusa marginación con un trasfondo inconfesable de doping.

El potencial de Wariner fue descubierto por un experto en la materia, Clyde Hart, ex entrenador de una aplanadora indiscutida Michael Johnson, campeón olímpico en los 400m en 1996 y 2000, además de poseer los récords mundial (43s18/100) y olímpico (43s49/100).

En el estadio Olímpico, colmado como en la final de anteayer de los 100m, pero sin tanta excitación, se asistió a una...