Los van a tener que aguantar

El estado de ánimo tiene mucho que decir en el fútbol. Hace 32 días, River se jugaba ante San José, de Oruro, la posibilidad de continuar en la Copa Libertadores, aunque para clasificarse precisaba, también, una ayuda de Tigres, de México. Lo hizo: ganó en el Monumental y la franquicia de Monterrey, con suplentes, en Chiclayo, le dio el aventón que necesitaba. Ese instante significó el quiebre que buscaba con desesperación el plantel, con el técnico Marcelo Gallardo a la cabeza. El Muñeco fue contundente respecto de lo que le ofrecía el destino, con Boca, el mejor de los 16 clasificados, como rival. "Entramos por la ventana, pero ahora nos van a tener que aguantar", dijo el entrenador, que ya planificaba los superclásicos, juegos que a su estilo le caen de un modo casi perfecto.

El freno de River era mental. Se puede tener las mejores virtudes, los jugadores adecuados, pero si el conjunto se siente inseguro los rendimientos descienden. El capítulo psíquico es tan importante como los cuidados físicos o la tarea táctica; son inseparables, se encadenan unos con otros. River sufría en el final de cada partido y así se complicaba. Gallardo relanzó esa sensación de fuerza conjunta para enfrentar los partidos por la Copa Libertadores...

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