El vaivén con la suba de las naftas, un símbolo del nuevo gobierno

La ida y venida de Alberto Fernández con el aumento en el precio de los combustibles de YPF es un episodio en el que se concentran, como en una reducción a escala, algunos rasgos preliminares del nuevo gobierno. Llama la atención el aire de familia de esas peculiaridades con las de la experiencia anterior del kirchnerismo. Si los criterios que prevalecieron en el episodio de las naftas terminan impregnando toda la administración de la vida material, habrá que concluir que la presencia de Fernández es muy poco innovadora. Todavía es muy temprano para determinarlo.Pero la cuestión es trascendente: del nuevo presidente se esperaba, y todavía se espera, que redima a su fuerza política del primitivismo técnico de las gestiones anteriores. Y hay derecho a esperarlo porque, a lo largo de una década, Fernández fue un censor severo de decisiones similares a las que él acaba de adoptar.El modo en que se retrocedió en el aumento del 5% para los productos de YPF revela que la versión actual del kirchnerismo incurre en una propensión típica del matrimonio Kirchner. La pretensión de transformar a la principal petrolera del país en un instrumento de la Casa Rosada para intervenir en el proceso económico. Néstor Kirchner intentó alcanzar ese objetivo creando Enarsa. Frustrado por la esterilidad del experimento, quiso enmendarlo forzando a Repsol a entregar el 25% de la compañía a los Eskenazi, dueños del Banco de Santa Cruz. Es decir, a la familia de Sebastián Eskenazi, el hombre a quien Víctor Manzanares, el arrepentido contador del matrimonio, señaló como el poseedor de la llave de una bóveda donde se guardaría el efectivo que atesoraba el secretario Daniel Muñoz en Río Gallegos. El vínculo con los Eskenazi se rompió, por motivos que son fáciles de imaginar, una vez que murió el expresidente: cuestiones de cerrajería. Su viuda, con la asistencia intelectual de Axel Kicillof, dio un paso más largo hacia el objetivo de amoldar a la política el mercado de los hidrocarburos: estatizó YPF.El tercer desembarco en el poder se inauguró con una medida salida de ese molde. La Casa Rosada autorizó y, al cabo de unas horas, desautorizó, el ajuste en el precio de las naftas. YPF volvió a funcionar como un precioso engranaje de la maquinaria política. Esta recurrencia es interesante desde el punto de vista conceptual. Uno de los desafíos permanentes del dirigismo es demostrar que las compañías estatales pueden ser conducidas con parámetros de eficiencia que no las...

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