Una vacuna para la plaga de la ignorancia

Hay pocas cosas que tengo por 100% ciertas. No es escepticismo hueco. Es que creo que en casi cualquier debate todas las partes tienen una porción de la verdad. Así que son pocos los principios que defiendo como absolutos. Uno de esos principios es que el conocimiento es mejor que la ignorancia. O, como dicen que dijo Sócrates: "Hay una sola cosa buena, el conocimiento; y una sola mala, la ignorancia".Por supuesto, podemos ponernos a discutir de hoy hasta pasado mañana qué es conocimiento, qué es verdad y qué es ignorancia. Pero tenemos problemas más urgentes. La ignorancia mata, ha matado y seguirá matando gente en todo el planeta. Origina prejuicios y prácticas absurdas. Fijate.Hace 350 años los médicos europeos trataban la peste bubónica recetándoles a los pacientes que miraran objetos de oro y plata, y, por supuesto, sometiéndolos a sangrías, la extracción de una cierta cantidad de sangre. En algunos casos, por medio de catéteres (sin mayor asepsia). En otros, usando sanguijuelas ( ). En serio.Los médicos, por su parte, se protegían con unos trajes que los cubrían por entero (aunque no eran estancos, como hoy) rematados con una máscara con forma de pico de pájaro en la que se colocaban hierbas aromáticas; menta, por ejemplo. La teoría, no probada, sin sustento científico alguno, analógicamente deducida, era que la peste bubónica era causada por los miasmas malolientes.El antídoto contra la ignorancia no es, como pretende el principista serial, alguna clase de verdad revelada. El antídoto es el acceso a la información.Seguimos siendo ignorantes en muchos aspectos, pero la liberación del acceso a la información que se puso en marcha a mediados del siglo XV nos llevó de las sanguijuelas a los antibióticos, de la brujería a la tomografía computada. Sí, la historia de la ciencia es un relato de refutaciones, pero desde Roger Bacon para acá el método científico nos ha proporcionado un mundo menos peor. Mucho menos peor.Las sangrías se siguieron practicando hasta finales del siglo XVIII, lo que muestra la lentitud con que el acceso a la información se abrió paso en la civilización. Se le oponían prejuicios e intereses económicos.El inglés Edward Jenner, por ejemplo, inventó las vacunas en 1796, pero debió enfrentar décadas de lobby en su contra por parte de la próspera industria de la variolización, un método muy riesgoso de inmunización contra la viruela. La variolización solía ir precedida de una sangría, "para purificar la sangre". Imaginate que tu médico te salga con algo así.La...

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