La única certeza que tiene la UE es que el daño ya está hecho

MADRID.- El daño está hecho. Un continente en vilo esperaba esta madrugada el escrutinio del referéndum en el Gran Bretaña con la resignación de que la utopía europea se resquebraja, incluso si consiguiera .

El espíritu de "una unión cada vez más estrecha" que se invocó por primera vez en el Tratado de Roma en 1957 ha caído en desgracia. Y con él ideas como la solidaridad, la disolución progresiva de fronteras y la certeza de que las puertas de la (UE) se abrían para entrar, nunca para salir.

"Europa no puede seguir haciendo lo que ha hecho hasta ahora. Es inevitable un cambio. A los jóvenes ya no les basta con que digamos que llevamos 70 años de paz", dijo ayer, en plena incertidumbre por los resultados, el poderoso ministro de Finanzas de , Wolfgang Schäuble.

Es una convicción que se afianzó en Bruselas, la sede administrativa de la UE, y en las principales capitales en medio del pánico por los potenciales efectos de una desconexión de Gran Bretaña, segunda economía del bloque.

El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, coincidió en el diagnóstico de que se requiere una urgente discusión del proyecto comunitario. Admitió, claro, que eso será mucho más viable con Gran Bretaña dentro que si tuviera que hacerse en paralelo a una durísima negociación de ruptura.

La amenaza del Brexit funcionó como un ultimátum para un grupo de países que en los últimos años dejó de marchar unido hacia adelante. La crisis financiera de 2008 puso en duda el proyecto del euro. El derrumbe de Grecia abrió incluso la posibilidad de echar a un país de la zona monetaria común. El descontento con los flujos migratorios disparó la xenofobia. La ola de refugiados sirios motivó respuestas políticas que amenazan pilares inmaculados como la libre circulación de personas. Las políticas de austeridad agrietaron el Estado de Bienestar sin sacar a la economía del pozo y alimentaron como nunca el euroescepticismo.

aprovechó la debilidad para negociar nuevas condiciones de integración. Convocar el referéndum sobre el Brexit era una prioridad personal para contener la guerra civil en el Partido Conservador. Se plantó en Bruselas con una propuesta: haría campaña por la permanencia a cambio de recuperar parte de la soberanía cedida a la UE. Sus socios aceptaron concesiones impensables en otros tiempos, como dejarle renunciar al mandato de una "unión cada vez más estrecha", suspender beneficios sociales a trabajadores europeos residentes en Gran Bretaña y darle...

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