El último intento de mantener el control

"No es un juguete, es una niña. La cuidamos como cuidamos a nuestros hijos", sostenía Leonela Ayala antes de que se conociera la verdad: que su sobrina y ahijada , de tan solo 10 años, había sido asesinada. Poco después del hallazgo del cadáver, ella y su pareja, Fabián González, fueron detenidos. El arresto de la hermana del padre de la víctima causó más impacto público porque esa mujer se había convertido en la vocera del grupo familiar.Su rol no fue algo casual, la sospechosa habría intentado mantener el control del pulso social durante la búsqueda y alejarse de una primera impresión como responsable del crimen.Así lo sostuvieron a LA NACION la psicóloga Laura Ciuca y el médico legista y psiquiatra forense Carmelo Nápoli.Para Ciuca, Ayala buscó quedarse con ese rol de vocera de la familia paterna como una manera de mantener el control de la situación. "También fue una forma de salirse de la escena y de invisibilizarse. Se podría decir que quería borrar las huellas. No todos los asesinos...

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