El último Harry Potter: todo concluye al fin

Ahora sí . Esta es la despedida final. Cae el telón y ya no quedan hechizos por conjurar, terrores infantiles por desterrar ni libros por adaptar. Con el estreno este jueves de Harry Potter y las reliquias de la muerte - Parte 2, que presenta Warner, llega el fin de una era. Por lo menos para el calendario cinematográfico, que ya no tendrá que organizarse según la agenda obligada por el lanzamiento de una nueva película Potter.Ahora el campo está despejado para el próximo fenómeno que la industria del cine intente imponer. Pero antes habrá que decir adiós a Harry, Hermione y Ron; a Hogwarts y a los retratos parlantes; a Hagrid y sus monstruos incomprendidos; a los mortífagos, y a la malísima Bellatrix Lestrange -el mejor nombre de todo la saga-, que sólo podría haber interpretado Helena Bonham Carter. Y a tantos más, personajes y suvenires del mundo creado por J. K. Rowling que el cine hizo propios sin quitarles su lugar a los libros. Una fórmula que funcionó como el mejor de los hechizos. "Esta no fue la primera vez que una popular serie de libros se convierte en una exitosa serie de películas, pero la superposición entre la versión literaria y la cinematográfica del ciclo Potter fue inusual y probó ser influyente", decían los críticos de The New York TimesA. O. Scott y Manohla Dargis, en su reflexión final sobre el fenómeno del maguito.Después de seis mil millones de dólares en entradas vendidas alrededor del mundo -marca que transformó a Potter en el personaje más taquillero de todos los tiempos al superar al anterior campeón, James Bond-, los seguidores de la saga con la que muchos crecieron y otros muchos consiguieron recuperar una parte de la lejana infancia tendrán que dar vuelta la página y despedirse del Harry del cine. Más lágrimas vertidas y gargantas apretadas de nostalgia y melancolía como aquellas con las que les dijeron adiós a las novelas de Rowling. Claro que, antes, tendrán 132 minutos de acción, emoción y aventuras, de un mundo mágico que en el transcurso de casi diez años - Harry Potter y la piedra filosofal se estrenó en noviembre de 2001- se fue oscureciendo. Un vuelo cada vez más sombrío y accidentado para un film infantil que muchos padres toleraban por amor a sus hijos y evolucionó en unas películas cada vez más adultas que los más chiquitos miran espiando entre sus dedos. El cambio se vio cuando los inocentes vuelos en escoba y un señor del mal tan débil, que era más presencia ambiental que personaje, trocaron en conjuros...

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