La última estación de Sofía Tolstoi

Sofía Andreievna Tolstoi, nacida Sofía Behr, amó, cuidó y fue humillada por su marido durante casi cincuenta años. Él la doblaba en edad; juntos tuvieron trece hijos, de los cuales cinco murieron siendo niños. Fue su asistente, su enfermera, su representante y su escriba: llegó a copiar siete veces el manuscrito de Guerra y Paz. León Tolstoi fue uno de los autores y pensadores más grandes de la historia, con una arrogancia divina y deseos tan desmesurados que llegó a escribir: "Soy tan ambicioso que si tuviera que elegir entre la gloria y la virtud, temo que elegiría la primera".

En su novela Sonata a Kreutzer, de 1889 y cuyo título fue tomado de una sonata para violín homónima de Beethoven, Pozdnyshev, el aristócrata protagonista, narra durante un viaje en tren cómo mató por celos a su mujer mucho más joven: ella, dice, lo engañaba con un músico. El breve relato es al mismo tiempo un alegato en contra del deseo carnal y en favor de la castidad como el escenario más cercano a la pureza cristiana y la única salida al tormento de la existencia. Es el tiempo en el que en Tolstoi toman cuerpo sus mayores delirios místicos, los mismos que lo llevarán a huir de la comodidad del hogar familiar en Yasnaia Poliana para morir como un lumpen en un banco de estación de trenes, en 1910. Por esa novela, Sofía debió sobrevivir a la mirada dañina de los otros, que buscaron ver en esa historia de amor patológico una reproducción de la historia de los Tolstoi. Lo que nadie hasta ahora sabía es que, además de padecer, Sofía respondió por escrito con otro breve relato que cuenta la misma historia, pero desde el punto de vista de la mujer sospechada. El texto se hallaba oculto entre documentos en el museo Tolstoi de Moscú. Michael Katz, un experto estadounidense, la tradujo al inglés el año pasado y la Universidad de Yale la publicó en un volumen titulado también integrado por otra nouvelle de Sofía, un texto de uno de sus hijos y el original de Tolstoi.

"No sé por qué todos relacionan Sonata a Kreutzer con nuestra vida de casados pero es lo que ha ocurrido. (?) Íntimamente también yo sé que esta historia está dirigida a mí y me ha hecho un gran mal; me humilló ante los ojos del mundo y destruyó los últimos vestigios de amor entre nosotros", escribió Sofía en sus diarios. La novela fue censurada y su esposa viajó especialmente a San Petersburgo en 1891 para persuadir a Alejandro III de que el texto no iba en contra del matrimonio y que debía permitir su...

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