En la TV, la misma historia de siempre

Si alguien logró captar la ironía de que anteanoche, en la fiesta de la TV y la radio nacional, el personaje más fotografiado y asediado por desconocidos y famosos fue Ergün Demir, el Alí Kemal de la tira Las mil y una noches, las cámaras no lo mostraron. Y, sin embargo, ninguna imagen fue más representativa del momento que atraviesa la ficción argentina, encerrada en su propio laberinto de tramas repetidas, producciones que naufragan mucho antes de que el programa llegue a su fin y ratings deprimidos.

La emoción que generó la presencia del intérprete turco -que por estos días participa de "Bailando por un sueño"- no contagió al resto de una celebración que careció de suspenso, algo bastante repetido en los últimos tiempos, y tampoco se destacó por sus momentos polémicos. Ésos que en las últimas ediciones del Martín Fierro siempre protagonizó Jorge Lanata, que anteanoche no asistió a la fiesta a pesar de que Periodismo para todos consiguió tres premios (a los que se sumó el deconducción por su programa radial, ver aparte). Y, si antes de la ceremonia que emitió El Trece los rumores colocaban al ciclo periodístico casi empatado con la tira Guapas en la carrera por el Oro, rápidamente la ficción de Pol-ka marcó la diferencia y se transformó en el favorito de la noche.

Más allá de las suspicacias, la fiesta de la Asociación de Periodistas de la Televisión y la Radiofonía Argentina (Aptra) se destacó más por quienes faltaron a la cita que por aquellos que acudieron a una celebración en la que se cumplieron todos los pronósticos. El programa más nominado, Guapas, fue también el que más cosechó: siete estatuillas, más el Oro que por segundo año consecutivo recayó en una tira de Pol-ka. Si algo más hacía falta para corroborar la falta de opciones y alternativas de la ficción local, los 91 votantes de Aptra exhibieron con sus elecciones el agotamiento por el que atraviesa la producción local. Tal vez si se hubieran atrevido a entregarle el Oro a Adrián Suar -un homenaje que hace años debería haber recibido el productor, actor y gerente de programación-, hubiese sido un gesto tan desafiante como acertado como para sacudir la modorra de una fiesta que ni siquiera cumplió por el costado del glamour.

Más allá de los intentos de la prolija dirección por realizar una transmisión de alfombra roja como la que suelen verse en los premios de Hollywood, la falta de vocación de las estrellas locales por el trámite del desfile frente a noteros y cámaras le...

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